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Clima destituyente

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Danny Monsálvez Araneda
Por : Danny Monsálvez Araneda Doctor en Historia. Académico de Historia Política de Chile Contemporánea en el Depto. de Historia, Universidad de Concepción. Twitter: MonsalvezAraned
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La manipulación de las subjetividades de los ciudadanos por parte de sectores de derecha y el duopolio de la prensa nacional a través de discursos grandilocuentes, puesta en escena y campañas mediáticas que omiten y manipulan información o bien alimentan el clima de incertidumbre, parecen ser las mejores recetas para ser oposición.


Si estuviéramos en Argentina, diríamos que por momentos (y en no pocas ocasiones) se ventila y respira en nuestro país un clima destituyente que busca debilitar al gobierno. Aquello se puede apreciar desde el momento mismo en que asumió doña Michelle Bachelet y especialmente desde que impulsó el proceso de reformas. En todos estos meses se ha venido progresivamente desarrollando por parte de la derecha, especialmente de la UDI, sectores empresariales, de la Iglesia Católica, otrora concertacionistas (nostálgicos de los 90 y de la política de los consensos) y algunos actores públicos y privados, una serie de críticas y cuestionamientos a las transformaciones que pretende impulsar el gobierno de la Nueva Mayoría.

Este tipo de críticas (algunas de ellas personales y hasta ofensivas) han ido incubando (pareciera que ese fuera el objetivo) una sensación en la población de que todo lo que impulsa el gobierno está significando un retroceso y desastre para el país, “se están poniendo en peligro las bases de nuestro crecimiento”. Por momentos pareciera que el país se está cayendo a pedazos y estuviéramos ad portas de un estallido social o crisis institucional. No faltando aquellos (opositores) que realizan analogías (fuera de todo sentido) de lo que está ocurriendo con los convulsos años de la Unidad Popular. De ser así, lo más probable es que varios de esos opositores ya estarían mirando (golpeando) las puertas de los cuarteles.

Basta ver y leer las declaraciones de personeros de la UDI, Renovación Nacional, de la ex candidata Evelyn Matthei y del ex Presidente Sebastián Piñera para constatar el tenor de las expresiones y el uso de un determinado lenguaje con el cual se deslizan las críticas a la actual mandataria.

[cita] La manipulación de las subjetividades de los ciudadanos por parte de sectores de derecha y el duopolio de la prensa nacional a través de discursos grandilocuentes, puesta en escena y campañas mediáticas que omiten y manipulan información o bien alimentan el clima de incertidumbre, parecen ser las mejores recetas para ser oposición. [/cita]

A lo anterior se suman algunos acontecimientos que acrecientan el clima de tensión, inseguridad y malestar de los ciudadanos. Allí están los artefactos explosivos en el metro, las fallas en el mismo, justo en horas punta, cajeros automáticos sin dineros y los que están operativos se encuentran con largas filas o bien cajeros “custodiados” por Carabineros en las comisarías. Hasta dónde hemos llegado.

Lo anterior se ve respaldado por una deficiente política comunicacional de quienes son parte del gobierno. Exigua y acotada presencia en las calles, barrios o poblaciones para informar de los cambios que se están impulsado. No existe al día de hoy una “pedagogía política” que sea capaz de explicar (bajar) las reformas a la sociedad.

En ese contexto, la manipulación de las subjetividades de los ciudadanos por parte de sectores de derecha y el duopolio de la prensa nacional a través de discursos grandilocuentes, puesta en escena y campañas mediáticas que omiten y manipulan información o bien alimentan el clima de incertidumbre, parecen ser las mejores recetas para ser oposición.

Qué decir de expresiones tales como: “Presidenta, usted ha perdido contacto con la realidad”, “la principal falencia de Chile hoy día es la Presidenta Bachelet”, “mientras Bachelet baje en las encuestas es más fácil pegarle” o que la Presidenta “está aplicando una ideología de un estatismo trasnochado y antiguo como si fuese una verdadera religión”, constituyen sólo algunos ejemplos de las expresiones y comentarios que han circulado profusamente en los últimos meses.

Así, ante una oposición sin liderazgos, inorgánica, mediática y sin ideas que ofrecer al país (ni hablar de programas o proyectos), lo único que les va quedando o los une es el antibacheletismo. La oposición o una parte significativa de ella, sabe que ante las debilidades orgánicas de la Nueva Mayoría, la figura de Michelle Bachelet y su capital político o, mejor dicho, su empatía con la ciudadanía que la respaldó mayoritariamente en la última elección, constituyen un buen flanco para apuntar las críticas, al señalar que la Presidenta no cuenta o no tiene las condiciones para liderar una coalición en constante tensión, pugnas y disputas internas, y al mismo tiempo no tiene la capacidad para ser una real Jefa de Estado. De ahí, entonces, el discurso de la derecha en el sentido de focalizar las críticas a la conducción, gestión y deficiencias de la actual administración en la figura de la Presidenta Michelle Bachelet.

Se va el 2014 y allí está un sector importante de la derecha y su oposición a la reforma tributaria, su oposición a la reforma educacional, su oposición al cambio del binominal y por estas horas su oposición a la reforma laboral. No se sorprenda si el próximo año se oponen al cambio de Constitución.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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