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Providencia: el paso siguiente

Sacha Razmilic y Davor Mimica
Por : Sacha Razmilic y Davor Mimica Presidente Red Liberal y Co-organizador Primarias 2012
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Si bien compartimos ideas centrales del programa –del cual fuimos parte importante– no nos sentimos cómodos en una coalición que gobierna erráticamente y pierde de vista prioridades fundamentales de la vida local. Declaraciones como las del concejal Jaime Parada –que insiste en que la alianza de gobierno municipal es de izquierda y debiera agrupar a esos mismos sectores de izquierda en una próxima primaria– confirman esta intuición: la base de la coalición que llevó a Josefa Errázuriz al sillón edilicio ha sido reducida, dejando a Red Liberal en libertad de acción para elaborar una propuesta municipal propia en 2016.


El ex alcalde de Providencia por 16 años, coronel (r) Cristián Labbé, ha anunciado en diversos medios su intención de repostularse al sillón edilicio que perdió en 2012. La historia de su derrota es conocida: en el contexto de la progresiva degradación de la convivencia ciudadana en la comuna, diversos grupos políticos y ciudadanos se organizaron para levantar una alternativa competitiva, la que finalmente encarnó la actual alcaldesa Josefa Errázuriz. Nuestro movimiento, Red Liberal, estuvo en los orígenes de lo que entonces parecía una utópica empresa electoral. Contribuimos a organizar una inédita primaria y, después de llegar en segundo lugar, nos plegamos con entusiasmo a la campaña de la candidata vencedora. El imperativo político-moral del momento hizo estratégicamente necesaria una alianza amplia que fuera capaz de ofrecerle a Providencia una autoridad que no sólo fuera capaz de administrar con éxito el aparataje municipal sino que fuera motivo de orgullo cívico y no de vergüenza nacional.

Creemos que los avances de estos últimos dos años han sido notorios: de la Providencia que trata a los vecinos como clientes de determinados servicios, pasamos a la comprensión de su rol como sujetos responsables de sus barrios, activos en la construcción de su desarrollo; del entendimiento de la comuna como un grupo homogéneo de ciudadanos mayores, con similares anhelos y necesidades, pasamos a aceptar, abrazar y promover la diversidad existente en el territorio; de una educación municipal en conflicto terminal a un nuevo camino de diálogos que han hecho que haya más clases que paros. De mirar las ciclovías como bienes suntuarios, pasamos a adoptar una perspectiva más compleja de la movilidad urbana dentro y fuera de las fronteras de la comuna. Todo esto es bienvenido y rompe el mito que alimentó el ex alcalde: que sólo bajo su conducción se podía llevar adelante una gestión destacada.

[cita] Si bien compartimos ideas centrales del programa –del cual fuimos parte importante– no nos sentimos cómodos en una coalición que gobierna erráticamente y pierde de vista prioridades fundamentales de la vida local. Declaraciones como las del concejal Jaime Parada –que insiste en que la alianza de gobierno municipal es de izquierda y debiera agrupar a esos mismos sectores de izquierda en una próxima primaria– confirman esta intuición: la base de la coalición que llevó a Josefa Errázuriz al sillón edilicio ha sido reducida, dejando a Red Liberal en libertad de acción para elaborar una propuesta municipal propia en 2016.[/cita]

Sin embargo no podemos negar que la gestión de la alcaldesa Errázuriz también ha sido controvertida. Como muchas y muchos de los que apoyamos lealmente esta causa, nos preocupa que buenas obras se vean empañadas por reiterados errores y crisis autogeneradas. Los casos son conocidos y las justificaciones han sido poco satisfactorias. Quizás el mejor ejemplo sea el intento de modificación de los horarios de la actividad nocturna: torpe, poco dialogado y débilmente argumentado. El episodio reveló que, en el fondo, el entreguismo inmobiliario de Labbé y el exceso de celo paternalista de la actual administración son extremos peligrosos que pierden de vista la identidad integral de Providencia. Por algunas semanas, la comuna estuvo condenada a morir como el vibrante centro turístico, cultural y recreacional que es.

En el plano interno, tampoco ha sido grato enterarse –a través de denuncias cruzadas, bulladas renuncias y cambios repentinos– de los sucesivos problemas que ha sufrido el equipo que lleva las riendas de la municipalidad. Todos los barcos enfrentan tempestades. Pero no es alentador que el patrón sea de conflicto y desconfianza más que de armonía y espíritu de cuerpo.

Ninguno de estos episodios debiera motivar al arrepentimiento político. El gobierno municipal de Josefa Errázuriz ha sido parcialmente sanador. La apertura ciudadana y democrática de Providencia es su legado principal. A la luz de los actuales antecedentes, Cristián Labbé habría coronado un tétrico quinto período en continua peregrinación procesal por su eventual participación en crímenes de lesa humanidad. Qué duda cabe, nos salvamos de una crisis mayor.

Cercanos a la administración del poder en Providencia han testimoniado que el espíritu amplio y convocante que caracterizó la alegre campaña de Josefa Errázuriz se ha desvanecido. Que las fuerzas políticas que dominan la escena pertenecen a la misma vieja cepa concertacionista que llegó tercera en las primarias. Que las expresiones ciudadanas que participaron en la campaña han visto progresivamente mermado su protagonismo. Por todo lo anterior, y pensando en el futuro, nos sentimos políticamente distantes al grupo que actualmente dirige la municipalidad. Si bien compartimos ideas centrales del programa –del cual fuimos parte importante– no nos sentimos cómodos en una coalición que gobierna erráticamente y pierde de vista prioridades fundamentales de la vida local. Declaraciones como las del concejal Jaime Parada –que insiste en que la alianza de gobierno municipal es de izquierda y debiera agrupar a esos mismos sectores de izquierda en una próxima primaria– confirman esta intuición: la base de la coalición que llevó a Josefa Errázuriz al sillón edilicio ha sido reducida, dejando a Red Liberal en libertad de acción para elaborar una propuesta municipal propia en 2016.

Esto no es un necesariamente un problema, sino la constatación de que entramos en un proceso de normalidad democrática. Ya no existen las circunstancias extraordinarias que motivaron a sectores políticos muy distintos –desde liberales a comunistas– a unirse por la dignidad de Providencia. El propio Labbé enfrenta una seria competencia al interior de la derecha. Es dudoso que los partidos de la golpeada Alianza quieran dispararse en los pies apostando por una figura que la historia ya archivó. Josefa Errázuriz representa nuestra pequeña transición, una que quizás no sea necesario extender tanto. Eso lo decidirán los vecinos y ciudadanos de Providencia. Nuestra convicción de aportar, desde una narrativa liberal aplicada a la vida urbana moderna, es más fuerte que nunca. Queremos trabajar por una Providencia que emule el sueño de Chile que abrigamos. Una Providencia abierta a la metrópoli y al mundo. Una Providencia diversa, feliz, respetuosa, digna y orgullosa, creciendo y profundizando sus oportunidades. Una Providencia joven, pero no en la medida de lo que dice un carnet de identidad, sino en la actitud de diálogo y permanente aprendizaje que hoy tanto se necesita en la política chilena.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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