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La reforma laboral pendiente

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Alejandra Sepúlveda
Por : Alejandra Sepúlveda Directora ejecutiva de ComunidadMujer
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Si el ímpetu del Gobierno apunta a corregir fallas estructurales, hay demandas concretas que deben ser escuchadas y afrontadas, como los aspectos del Código Laboral que fomentan la discriminación de la mujer en el mundo del trabajo remunerado.  


¿Reforma o reformita? Es pregunta recurrente al analizar el alcance de la Reforma Laboral. Su discusión en la Cámara de Diputados aún no logra consensos ni apoyos mayoritarios. Y es que, para diversos sectores sociales, el abordaje de las desigualdades presentes en el mercado laboral debiera ser más amplio que lo referido a derechos colectivos. En ese contexto, si el ímpetu del gobierno apunta a corregir fallas estructurales, hay demandas concretas que deben ser escuchadas y afrontadas, como los aspectos del Código Laboral que fomentan la discriminación  de la mujer en el mundo del trabajo remunerado.

Sabemos que la relación entre trabajadores y empleadores no es la única asimetría de nuestro mercado laboral. En materia de protección a la maternidad, nuestra legislación entrega exclusivamente a las mujeres la responsabilidad del cuidado de hijos/as, imponiendo, correlativamente, obligaciones sólo a sus empleadores.

Es el caso del artículo 203 del Código del Trabajo, que establece que empresas con más de 20 trabajadoras deben proveer sala cuna a hijos/as menores de dos años. Esta medida es, en efecto, una barrera de acceso al mercado laboral, pues las empresas se inhiben de contratar mujeres por sobre este número (Escobar, 2014), lo que se traduce en desempleo femenino.  Este artículo también es causal de brecha salarial a lo largo de la distribución de ingresos. Aunque el empleador es quien debe pagar la sala cuna, en los hechos, son las mujeres  quienes financian el servicio con menores salarios (Prada, Rucci, Urzúa, 2015).

[cita] Si el ímpetu del Gobierno apunta a corregir fallas estructurales, hay demandas concretas que deben ser escuchadas y afrontadas, como los aspectos del Código Laboral que fomentan la discriminación  de la mujer en el mundo del trabajo remunerado.[/cita]

Resulta incomprensible que aún no se haya impulsado un cambio que –sabemos– concita amplio consenso y es calificado como una medida clave pro empleo femenino.

La reforma a la ley de sala cuna, comprometida por la Presidenta, no puede esperar. Se ha hablado de la creación de un fondo solidario para financiar un sistema universal de cuidado infantil para todos los hijos/as de trabajadores y trabajadoras. Ello propiciaría la no discriminación y estimularía la corresponsabilidad familiar y social, vía probada en el mundo desarrollado para alcanzar mayores niveles de igualdad y  desarrollo económico y social.

Otra asimetría que ocurre hoy es el postnatal. Las mujeres tienen el derecho y la obligación de cuidar a su hijo/a recién nacido las primeras 24 semanas de vida. Si de manera voluntaria ella decide traspasar parte del posnatal parental al padre, éste tendrá el derecho de cuidar al hijo/a como máximo las últimas 6 semanas del postnatal (12 semanas en régimen de media jornada). Sin embargo, dado el paradigma cultural imperante, sólo un 0,2% de los padres toma hoy el permiso (SUSESO). De no ser este un derecho exclusivo y obligatorio para ellos difícilmente habrá mayores cambios.

Para avanzar en igualdad de oportunidades y garantizar el pleno desarrollo de hombres y mujeres, es urgente equiparar los costos de contratación. Ello demanda una completa reingeniería del sistema de protección a la maternidad contenido en los artículos 194 a 208 del Código del Trabajo, que reconozca la conciliación de trabajo y familia como un fin propio del Derecho del Trabajo. Es necesario que el cuerpo legal dé opciones para que hombres y mujeres compartan tareas de cuidado de niños y niñas y adultos mayores que lo requieran, y que esto se pueda acordar entre empleadores y trabajadores/as.

Una Reforma Laboral amplia debiera contemplar, también, el mejoramiento de la igualdad salarial, hoy letra muerta. Y, por cierto, el aumento de la representación femenina en directorios de empresas públicas, grandes empresas transadas en bolsa, en gremios y sindicatos. Por ello, felicitamos que la indicación sobre cuota de género en directivas de sindicatos haya sido aprobada en la Comisión de Trabajo. Es un primer paso que va en la dirección correcta para incorporar en esta compleja Reforma Laboral fórmulas concretas para superar las tremendas asimetrías aún presentes en nuestro mercado del trabajo.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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