«Es necesario profundizar en las implicancias que podría tener esta propuesta y tomar medidas paliativas, como mejorar la frecuencia y extensión de los recorridos del transporte público. Pero problemas graves, requieren soluciones de igual envergadura».
El 2 de julio se cumplió la décimo segunda preemergencia ambiental en el año. El smog estacionado en nuestra ciudad perjudica la salud de todos sus habitantes, especialmente a niños y adultos mayores. Las autoridades en estos días desaconsejan realizar deportes; los niños y niñas no pueden correr durante los recreos. Las personas que se movilizan en bicicleta sienten también los cambios y se hace necesario taparse la boca. El cielo y los cerros de los alrededores de Santiago se cubren de una neblina grisácea y olorosa. Por otro lado, el ser humano es capaz de acostumbrarse a todo ¿está entonces el riesgo de que también nosotros, los santiaguinos, nos acostumbremos al smog?.
¿Qué podemos hacer nosotros ciudadanos y que puede hacer el gobierno para cambiar esto? Este año se está formulando el anteproyecto del nuevo Plan de Prevención y Descontaminación Atmosférica (PPDA) para la Región Metropolitana el cual contendrá las medidas de control de las emisiones directas de material particulado (MP) a ejecutar el próximo año.
Las medidas actualmente vigentes nos son conocidas por todos. Por ejemplo -según se declare una alerta, preemergencia o emergencia ambiental- la restricción del uso de vehículos con y sin sello verde; la prohibición del uso de calefactores a leña o la paralización de fuentes industriales. Luego de las 12 preemergencias acontecidas este año, es notorio que –a pesar de los avances- los controles no han sido suficientes para descontaminar Santiago. Por estas y otras razones es necesario reclamar a nuestras autoridades que el nuevo PPDA cuente con medidas que aseguren un Santiago sin smog los próximos inviernos.
Por el momento, el nuevo PPDA podría prohibir indefinidamente los calefactores a leña, como lo insinuó el Intendente Claudio Orrego en una entrevista en CNN Chile. Esta es una imprescindible iniciativa, teniendo en cuenta la sorprendente cifra que indica que un 40% de la contaminación proviene de este tipo de fuentes.
El Intendente Orrego va más lejos, según indicó por Radio Cooperativa el jueves 2 de julio, estando a favor de la restricción indefinida de parte de los vehículos catalíticos según números. Si bien, en la oportunidad no entregó detalles de que entendía por “restricción indefinida” es dable pensar que se refiere a los días laborables durante el periodo otoño-invierno. Así también, respecto a qué se entiende por “vehículos catalíticos”, debiese haber una distinción entre los vehículos de empresas, organizaciones, transporte escolar, etc.
Además de los beneficios al medioambiente, se ha verificado que con estas restricciones hay una reducción de 45% en los tiempos de viaje por transporte público cuando hay restricción adicional.
Esta medida, por lo demás, ha encontrado menos oposición que en el pasado de la población con más recursos que se transporta en auto. Entre los argumentos atendibles, se sostendrá que el transporte público no puede atender un aumento tal de pasajeros. Sin duda, es necesario profundizar en las implicancias que podría tener esta propuesta y tomar medidas paliativas, como mejorar la frecuencia y extensión de los recorridos del transporte público. Pero problemas graves, requieren soluciones de igual envergadura.
En fin, la posibilidad de restringir el uso de vehículos, y de leña en las habitaciones, en la ciudad abre a la posibilidad de pensar en nuevas formas de cohabitar la ciudad, de gestionar los espacios liberados, en definitiva, de valorizar una ciudad limpia.