Señor Director:
Esta semana enseñé a mis alumnas de segundo medio cómo calcular el interés financiero. Analizando en clases el costo o interés de las tarjetas de crédito, descubrimos que las tasas de interés anual que informan los emisores en Chile (tanto los bancos como las casas comerciales) son menores a las que efectivamente cobran.
Por ejemplo, rápidamente pudimos calcular que mi tarjeta de crédito cobra una tasa de interés anual casi 7% mayor que la informada. Con sorpresa descubrí que esto no es secreto para nadie en la industria.
Calcular el costo de un crédito es sencillo conociendo su tasa de interés y el período del préstamo. Como profesor, no sólo me interesa que mis alumnas entiendan esta operación, sino también que puedan aplicarla en la vida real, antes de endeudarse. Pero de poco sirve lo que yo pueda enseñarles si en el mundo real los bancos pueden informar tasas de interés distintas –menores– a las que el consumidor pagará finalmente.
La diferencia referida es difícil de creer, siendo la actividad bancaria y de las casas comerciales supervisada y regulada; de hecho, podría tratarse de un resquicio que permite publicar, para efectos de la información al público, solamente una parte del interés o del costo total.
El consumidor debe conocer la tasa real y completa. Sería interesante saber qué piensa la Superintendencia de Bancos al respecto.
Sebastián Marambio Cathalifaud
Profesor de matemáticas
