Señor Director:
A propósito del debate sobre el proyecto de ley sobre la despenalización del aborto en las tres causales, es interesante destacar la postura pro-vida, promovida por algunos sectores de la sociedad chilena. Desde ya tal postura, en efecto, parte de una creencia que apunta a la existencia de un alma desde el momento de la concepción, es decir, que el embrión es una persona humana con los mismos derechos de un nacido.
Si bien es cierto que el aborto es un tema complejo para cualquier mujer y no se puede tratar con ligereza, la posición dogmática «pro-vida», señalada arriba, impide cualquier clase de discusión. Ello en tanto que concibe aborto como asesinato. Lo que cierra cualquier tipo de perspectiva de biólogos, médicos, psicólogos, etcétera, precisamente porque se parte, -como hemos visto-, de su calificación como delito.
La señalada concepción, por último, está amparada en una visión de un sector conservador de ciertas iglesias que intentan imponer lo que ellos estiman como pecado, y que éste sea castigado como crimen. Sin embargo, esta visión reaccionaria no tendría por qué ser aceptada por la población chilena no confesional y -también- creyente, que no comparte esta postura.
Fabián Bustamante Olguín
Editor Revista Cultura y Religión
Instituto de Estudios Internacionales (INTE)
Universidad Arturo Prat
