Señor Director:
El Ministerio de Obras Públicas llevará a cabo dos procesos de licitación sobre nuevas autopistas urbanas en la Región Metropolitana, las cuales son “Américo Vespucio Oriente” y “Costanera Central”.
Me parece impresentable que se continúe pensando en Autopistas Urbanas como solución de transporte, por mucho que vengan de la mano con proyectos anexos como un corredor Transantiago, ciclovía, un parque y línea de Metro, debido a que no se hace cargo de reducir la congestión, es más, nuevas pistas exclusivas para los automovilistas, es motivación clara a seguir en el mismo modo, incluso pueden incorporarse nuevos usuarios (demanda inducida), provocando una merma en la calidad de vida, tanto en aquellos como en los usuarios del transporte público y personas que viven alrededor de la vía (no usuarios). Es una medida que no revierte, el conocido Círculo Vicioso del Transporte Público. En virtud de ello, es un despropósito que estos proyectos sean parte del Plan Maestro de Transporte Santiago 2025, vigente desde 2013.
Por lo mismo, me extraña que el Ministro de Transportes y Telecomunicaciones, no se haya opuesto a estas dos obras, las cuales contradicen su comprometido objetivo de incentivar el uso de modos sustentables, pues a la fecha, se está reacondicionando la vía férrea para el proyecto Rancagua Express, así como la construcción de las líneas 3 y 6 del Metro de Santiago, además los ejes de movilidad como Rinconada de Maipú, Vicuña Mackenna, Dorsal 2B y a futuro lo será Alameda – Providencia (actualmente, en etapa de participación ciudadana).
Por lo anterior, quiero hacer un llamado a los titulares de ambos ministerios, de no construir aquellas autopistas urbanas, ni pensar en planificar otras a futuro, con el objeto de invertir esos fondos, en infraestructura estratégica para promover el transporte público como lo expuesto anteriormente y nuevas estaciones intermodales, entregando una oferta de transporte de calidad (comodidad, seguridad, eficiencia y confiabilidad), además de contribuir en mejorar el entorno donde se emplacen, lo cual lo transforma en un verdadero proyecto urbano, capaz de garantizar la dignidad a las personas, tanto usuarios como no usuarios.
