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Señales erráticas en el Mineduc

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Por: Juan Pablo Aedo, Sociólogo


Señor Director:

Lo que ha ocurrido estas últimas semanas con el MINEDUC sin duda demuestra un serio desorden y una falta de lineamientos comunes. Probablemente cualquier persona piensa que el ministerio de educación es algo de suma importancia porque en él se juega gran parte de la formación que reciben sus hijos en todas las edades a lo largo de sus procesos. Cómo no preocuparse al ver el nivel o la imagen de improvisación que causan constantes dichos y desdichos.

En éste gobierno en curso la cartera de educación se ha visto permanentemente en una invariable tensión. Creo que lo peor son los flacos favores que pareciera ser se hacen al interior mismo de su administración. En cualquier tipo de relación, sea familiar, sentimental, laboral, etc., se debe contar con algo que es fundamental; convicción y creencia en lo que se hace, o se tiene por sobre todo entre sus integrantes. Más allá de los chascarros como los dichos sobre la universidad Autónoma hace unos días o lo más serio como el aparente intento de censura a la Rectora de la Universidad de Aysén, creo que todos estos episodios son producto de una difícil forma o manera de hacer que todos aquellos crean y estén convencidos de que lo que hacen para el país en materia de educación es lo mejor. Sin ir más lejos, no sé – a juzgar por lo visto – cuán convencido de lo que se hace en educación está el ministro de hacienda, asimismo no sé si realmente se superó la lucha de los intereses por sobre los cambios al sistema. ¿Cuán difícil es proyectar una política pública en estas condiciones? ¿Se está tomando el peso que es una de las políticas más serias que probablemente el país tendrá en décadas? Al parecer hay una carencia de contundencia y solidez.

No hay que dejar pasar que las últimas dos intervenciones o los focos de conflicto en que el MINEDUC ha estado envuelto, la Ministra ha tenido una gran responsabilidad política en ellos. No sé si es peor una reforma llena de controversias – especialmente en lo relativo a educación superior – o una reforma sin falta de convicción y claridad con lo que de verdad se desea apuntar. Las señales que no paran de brotar son aquellas que están en la confusión y que pareciera ser nos dejan la amarga sensación de estar frente a una gran oportunidad o posibilidad histórica que se ve desperdiciada una vez más por la supeditación – en gran medida – a los poderes extragubernamentales y a la falta de convicción, talento e inspiración política que dé cuenta de la verdadera realidad que tiene la inmensa mayoría del país, aquella que es paupérrima en calidad y escasa de oportunidades reales de formación y de salir adelante.

Juan Pablo Aedo, Sociólogo

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