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Triunfo del economicismo

Por: Gustavo Adolfo Cárdenas Ortega


Señor Director:

La propuesta de los expertos del Ministerio de Educación sobre el destino de la asignatura de Filosofía en el currículum escolar, muestra hasta qué punto alarmarte se ha enquistado el pragmatismo y el utilitarismo, como visiones de mundo, en ámbitos axiales de la sociedad. Parece ser el triunfo final del economicismo, de consentir en que la lógica de los procesos económicos y de la competencia rija prácticamente sin contrapeso todos los ámbitos de la sociedad, desdeñando aquellos espacios de autonomía en la vida individual y colectiva que no se justifiquen en función de la utilidad práctica. Es la claudicación de la ética en favor de la economía.

Se ha dicho que la filosofía es una de esas actividades que se persigue por sí misma, no en vista de una utilidad. Eso es cierto. Pero indudablemente que su práctica por los jóvenes, y ojalá pudiera decirse también por los adultos, promueve hábitos positivos, alienta el conocimiento de uno mismo, incentiva la reflexión y el pensamiento crítico, conecta con los dramas humanos perennes, aleja del seductor y peligroso vértigo de la manada, y finalmente ayuda al cultivo del espíritu y a la búsqueda íntima y liberadora de sentido. Sin actividades de esta especie en el diseño de la educación de los jóvenes, el desarrollo al que pretenden conducir al país los dirigentes, anunciado cada tanto con más voluntarismo que convicción, será un estado desprovisto de referencias sólidas, de desarraigo, frustración y vacío.

Gustavo Adolfo Cárdenas Ortega

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