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Atentado en Turquía: ¿existe realmente un choque de civilizaciones?

Aldo Torres Baeza
Por : Aldo Torres Baeza Politólogo. Director de Contenidos, Fundación NAZCA
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Hay dos polos. Por un lado, el mundo occidental cristiano. Por otro, el islam radicalizado. ¿Choque de civilizaciones?… Me temo que no. En el mismo bloque occidental encontramos a Rusia versus Estados Unidos y la Unión Europea, por ejemplo. En el bloque del “islam radicalizado”, a chiitas versus sunnitas, entre otros. Hay bloques, pero no civilizaciones.

En la geopolítica de Zbigniew Brzezinski, guía espiritual del imperialismo norteamericano, el “peor escenario posible” para los intereses de Estados Unidos en el mundo estaba dado por una alianza entre China y Rusia. Peor aún, dice Brzezinski, sería la incorporación de la India e Irán en ese bloque. El asesinato de Andrei Karlov en Ankara se da en momentos en que Rusia, Irán y Turquía buscaban sellar un pacto en Aleppo. Es decir, en momentos en que se afianzaba un pacto que amenazaba los interés de Europa, Estados Unidos y la OTAN. El peor escenario de Brzezinski.

Más que choque de civilizaciones, lo que hay es choques de intereses geopolíticos, que se enfrentan subterráneamente con el pretexto de enfrentar a un grupo religioso radicalizado. Por muy expandidos que estén, es absolutamente imposible que todas las potencias del mundo no puedan derrotar al ISIS. El ISIS es una excusa que encubre otros intereses, así como fue la muerte del archiduque Francisco Fernando que dio el pie para que los imperios hicieran lo que buscaban hace tiempo hacer: enfrentarse en la guerra.

No es casual que el atentado contra el embajador se haya dado en Turquía. Desde el punto de vista geopolítico, Turquía representa un lugar clave: es, pues, un paso estratégico entre la Europa Occidental y la zona de influencia rusa. Turquía es una parte fundamental en el cerco impuesto por Europa frente a Rusia. Por eso quizás Putin no ha demostrado frente a Turquía el mismo ímpetu que demostró cuando anexó Crimea, cuando impuso el orden ruso en Georgia y Osetia, cuando derribó la revuelta en Chechenia, o cuando impidió la influencia europea en los independentistas ucranianos. Recordemos que hace un tiempo cazas F-16 turcos derribaron un avión de combate Su-24 ruso en la zona fronteriza de Turquía y Siria, y, más allá de un impasse diplomático, no sucedió nada; extraño bajo el parámetro militar ruso. Además, en el sur de Turquía, muy cerca del límite con Siria, se emplaza la base aérea norteamericana de Incirlik, donde, se dice, se esconde el arsenal nuclear más grande de la Organización del Tratado del Atlántico del Norte (OTAN) fuera de Estados Unidos.

[cita tipo= «destaque»]No existe el choque de civilizaciones, solo el choque de intereses geopolíticos en un mundo cada vez más cerca de la guerra, o la política por otros medios.[/cita]

No solo su posición geopolítica tiende a los polos: Turquía es el país que más refugiados sirios recibe, esto se explica porque comparten frontera, pero también porque la Unión Europea alcanzó un acuerdo con Turquía que indicaba la deportación a ese país de los inmigrantes irregulares y refugiados que lleguen a Grecia. A cambio de ello, Europa se comprometió a pagar a Turquía los 3.000 millones de euros ya acordados en diciembre para que se haga cargo de los refugiados deportados en 2016 y 2017, además de “acelerar el proceso” para entregarle otros 3.000 millones de euros en 2018. Comparto la duda de Žižek en su nuevo libro: ¿así es como Europa ha decidido librar la guerra contra el “terrorismo”, sucumbiendo al chantaje turco y recompensando a uno de los principales culpables de la expansión del ISIS en Siria?

El atentado en Turquía reabre viejas preguntas relacionadas con el modo en que se ha enfrentado la situación en Siria, ahora impregnadas por las nuevas estrategias geopolíticas del mundo: ¿por qué Turquía no ha establecido un bloqueo tajante en los territorios del ISIS, como sí lo ha hecho en las zonas de Siria controladas por los kurdos?, ¿por qué Israel no condena los actos del ISIS, será que les conviene que el ISIS luche contra las fuerzas chiitas pro iraníes?, ¿por qué Arabia Saudí, el aliado clave de los Estados Unidos en Medio Oriente, se alegra de que el ISIS combata al islam chiita?, ¿será que el ISIS continúa existiendo porque es la excusa perfecta para disfrazar la rivalidad que existe entre las grandes potencias del mundo y sus aliados en Medio Oriente?

En este entramado de intereses políticos, algo está claro: no existe el choque de civilizaciones, solo el choque de intereses geopolíticos en un mundo cada vez más cerca de la guerra, o la política por otros medios.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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