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La Tensión Nuclear en la Península de Corea: ¿Tensionando al Doomsday Clock?

Rodrigo Alvarez Valdés
Por : Rodrigo Alvarez Valdés Doctor en Estudios Latinoamericanos (USACH). Coordinador e Investigador del Programa Centro de Estudios Coreanos de IDEA y profesor de la Universidad de Santiago de Chile. Master of Arts en Economía Política Internacional por la Universidad de Tsukuba (Japón) y IVLP por el The United States Department of State Bureau of Educational and Culture Affairs. Periodista Universidad Diego Portales.
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Los hechos que han marcado la última etapa de la tensión nuclear en la Península de Corea nos aproximan, momento a momento, a la temida media noche del Doomsday Clock.  Hoy, 2017, The Bulletin of the Atomic Scientis, ha puesto el minutero de su reloj a 2 minutos y 30 segundos de la media noche. Este momento, es solo comparable a lo que experimentamos en 1952, como consecuencia de la decisión política-militar de los Estados Unidos de América de desarrollar la tecnología de la bomba de hidrógeno, cuando el minutero solo estuvo a 2 minutos de la media noche. La razón, como lo han experimentado todas las generaciones de seres vivos en el planeta nacidas desde 1945, es la existencia del armamento nuclear como forma de contención y disuasión entre países militarmente nuclearizados.

Hoy, el tema nuclear nuevamente se ha tomado la agenda en el sistema internacional. Así, la creciente tensión militar en el Northeast-Asia en general y en la Península de Corea en particular la de carácter nuclear se encontraría en un nuevo nivel. Efectivamente, Corea del Norte habría logrado la compleja etapa de la miniaturización de la tecnología nuclear; es decir, la capacidad de colocar una ojiva nuclear en un misil. Este nuevo, no deseado paso por el sistema internacional, se suma al desarrollo del programa de misiles norcoreano, el que también habría alcanzado un mayor grado de desarrollo en sus misiles intercontinentales (ICBM).

[cita tipo=»destaque»]Efectivamente, pareciera que esto ha sido elegido por los grandes actores involucrados (Estados Unidos, China y Rusia) para no solo  intentar encontrar una solución a la proliferación nuclear, sino que también estos están en un proceso que les permita re-articular sus propios intereses regionales y globales.[/cita]

La suma de estos dos hechos, permitiría al régimen de Kim Jong-un alcanzar territorio continental de los Estados Unidos. De esta forma, la confirmación de esta información sería el equivalente al establecimiento de una línea roja que no podría aceptar Donald Trump. Sin duda, que el escenario es complejo, pudiendo llegar a convertirse esta situación en la génesis de una confrontación militar con insospechadas consecuencias.

Es cierto, los informes sostienen que la operacionalidad, en especial del sistema de re-entrada de los ICBM norcoreanos aún no es confiable y que esto tendrá una demora de a lo menos uno o dos años. También es cierto que con Kim Jong-un, Corea del Norte ha intensificado el desarrollo de su programa nuclear y de misiles.

Lo preocupante, sin embargo, es que la cuestión de la proliferación nuclear de Corea del Norte, además enfrenta una tensión paralela al ya problemático escenario que representa la cuestión norcoreana. Efectivamente, pareciera que esto ha sido elegido por los grandes actores involucrados (Estados Unidos, China y Rusia) para no solo  intentar encontrar una solución a la proliferación nuclear, sino que también estos están en un proceso que les permita re-articular sus propios intereses regionales y globales. Esto ha y está dificultando encontrar una salida negociada que permita a todos los actores directamente involucrados alcanzar una solución.

La no proliferación nuclear es un tema complicado y de lo único que podemos estar seguros es que los minutos siguen pasando.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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