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Nuevo Congreso: cohesión y acuerdos serán clave Opinión

Nuevo Congreso: cohesión y acuerdos serán clave

Tomás Fuentes Barros
Por : Tomás Fuentes Barros Cientista político.
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A la división de la ex Concertación en dos grandes listas, se suma la irrupción del Frente Amplio por la izquierda, que según nuestros cálculos obtendría una representación que oscilaría entre 7 y 10 diputados. Ello ha generado incentivos para que otros partidos de centroizquierda, que antes mostraban moderación, optaran por tironear hacia la izquierda, creyendo que ahí encontrarán apoyos electorales.


La forma de gobernar Chile cambiará luego de que debute el nuevo sistema electoral en estos comicios concurrentes de noviembre. Per se, presidencialismo y multipartidismo constituyen una “difícil combinación”. Aquellos sistemas presidenciales que llevan aparejados altos grados de fragmentación partidaria y polarización ideológica, generan mayores niveles de inestabilidad política en comparación con los sistemas presidenciales con tendencia al bipartidismo.

A decir del politólogo Daniel Chasquetti, la solución para la “difícil combinación” radica en la gestación de coaliciones políticas mayoritarias. ¿Es ello viable hoy? En ese mismo sentido, ¿qué desafíos de gobernabilidad enfrenta Chile hoy, dada la nueva institucionalidad electoral? Con el sistema binominal, Chile operó en la práctica como un sistema bipartidista, dada la existencia de dos fuertes coaliciones articuladoras. Esa dinámica de competencia política se cancela con el cambio electoral que ahora debuta. El estudio de prospectiva electoral que hemos realizado en Chile Vamos para estas elecciones parlamentarias da cuenta de dos fenómenos gruesos que deberemos tener en cuenta para entender cómo se gobernará Chile en los próximos años, dado este nuevo régimen electoral.

[cita tipo=»destaque»]En suma, de ahora en adelante gobernar será más difícil que bajo el mundo bipolar del binominal. No obstante, la clave radica en conformar una coalición presidencial lo más cohesionada posible. Chile Vamos avanzó institucionalmente en ese sentido, y por ello está ad portas de una mayoría legislativa.[/cita]

En primer lugar, será en general más difícil conformar mayorías de gobierno. El próximo gobierno y futuras administraciones, de mantenerse esta tendencia, se verán en mayores aprietos para conformar mayorías legislativas estables. Para estas elecciones, de acuerdo a nuestra proyección, por ejemplo, Chile Vamos será la fuerza legislativa más poderosa en la Cámara de Diputados (73 escaños), pero aun así no alcanzaría directamente la mayoría absoluta de los diputados electos (78), o, por ejemplo, el cuórum para reformas a leyes orgánico constitucionales (89 diputados). Llevando a futuro los resultados de tiempo presente, a Chile Vamos le faltarían cinco escaños para la mayoría en la Cámara Baja. Por eso es tan importante mantener la guardia en alto en lo que queda de campana si se quiere contar con un Congreso Nacional con el cual trabajar de modo constructivo.

Con todo, por mantenerse unida, Chile Vamos es la única coalición viable para dotar al país de un gobierno estable. Ello se debe básicamente a que, incluso de no alcanzar la condición de mayoría absoluta, Chile Vamos hoy muestra niveles de cohesión interna que resultan impensables mirando hacia años anteriores, y son altamente superiores a los de la Nueva Mayoría y qué decir de la izquierda en general. Si a una alta cohesión programática interna, a diferencia de lo que ha sido el gobierno de la NM, se añade la voluntad de gestar acuerdos puntuales con actores moderados en el Parlamento, ya sean independientes u otros, se logrará avanzar en dar gobernabilidad al proceso político.

Un segundo fenómeno que debe ser puesto en consideración para entender cómo se gobernará Chile en los próximos años es el fraccionamiento y polarización de la centroizquierda. A la división de la ex Concertación en dos grandes listas, se suma la irrupción del Frente Amplio por la izquierda, que según nuestros cálculos obtendría una representación que oscilaría entre 7 y 10 diputados. Ello ha generado incentivos para que otros partidos de centroizquierda, que antes mostraban moderación, optaran por tironear hacia la izquierda, creyendo que ahí encontrarán apoyos electorales. Como sustento de dicho argumento basta mirar la situación de la menguada DC, que representaría solamente a un 10,9% de los diputados electos, con 17 representantes de acuerdo a nuestras proyecciones.

Cabe esperar que en un inminente gobierno de la centroderecha, esos incentivos hacia la polarización se agudicen en la izquierda, dada entonces su condición opositora, tal como aconteció con la llegada al poder de la Coalición por el Cambio (2010-2014). Algunos actores buscarán dividir y entrampar el proceso político más que contribuir a la gobernabilidad democrática, apostando a conseguir el apoyo de segmentos más polarizados del electorado.

En suma, de ahora en adelante gobernar será más difícil que bajo el mundo bipolar del binominal. No obstante, la clave radica en conformar una coalición presidencial lo más cohesionada posible. Chile Vamos avanzó institucionalmente en ese sentido, y por ello está ad portas de una mayoría legislativa. Ahora bien, cabe esperar fuertes batallas legislativas e intentos de bloqueo desde la izquierda (que en unirse para eso es buena). Pero la izquierda no es todo. El Congreso Nacional estará conformado por actores moderados que, sin pertenecer hoy a la centroderecha, podrán colaborar y contribuir a gestar acuerdos. Es posible superar esa “difícil combinación”. Ello se logrará con una adecuada combinación de dos elementos: cohesión interna en la centroderecha y voluntad de construir acuerdos.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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