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El fantasma de la abstención electoral

Por: Francisco X. Ramirez Varela


Señor Director:

Sin lugar a dudas el aumento de votantes en el balotaje electoral, es un signo de un menor grado de abstención en este proceso, lo qué significo cerca de un 2% de votantes más, sin embargo, se mantiene aún sobre el 51% de población que no asiste a sufragar. Si bien es cierto se está en deuda, de contar con un “bigdata” que nos dé un detalle del comportamiento electoral, pero si podemos a partir de los datos existente y supuestos empíricos, realizar algunas reflexiones necesarias.

Lo primero a considerar, son aquellos territorios que reflejan un menor porcentaje de participación electoral, los que se generalizan principalmente por los que se encuentran en las regiones extremas del país, tanto en el norte, el sur y territorios insulares, con 40% o menos de participación electoral. Lo mismo ocurre con un alto número de comunas rurales o más aisladas. Segundo que se puede observar, que entre mayor es el índice de vulnerabilidad de una comuna, mayor es su porcentaje de abstención, teniendo su más alto reflejo como ejemplo emblemático el 62,7% de abstención en La Pintana en contraposición de solo el 27% en la comuna de Vitacura.

Los supuestos podemos basarlos en la alta desafección de la clase política de los jóvenes, que ha sido observado en diversas encuestas nacionales y estudios académicos, donde sobre todo surge la desconfianza, desilusión y lejanía de lo que tradicionalmente se entiende dentro de la política, sobre todo con la participación de los procesos electorales formales. Si bien es un reflejo en ellos, a la vez sería irresponsable achacarle la responsabilidad a la población joven, cuando el abstencionismo es generalizado y no tiene edad. No olvidemos que a su vez los jóvenes son los que se encuentran en su gran mayoría en los movimientos sociales, y en las organizaciones de carácter local, expresándose activamente en diferentes ámbitos de la discusión político-social, reflejo también de las nuevas fuerzas políticas emergentes de estas elecciones.

Los datos de la abstención podrían poner en duda la representatividad democrática, con un presidente electo con solo el 21,8% de la población general del país, pero más que ello pone en duda los desafíos que se tienen para la incorporación social y política de la población que se abstiene y de aquellos que no ejercen el voto. Importante considerar los sectores aislados y extremos, que se invisibilizan ante políticas centralistas y enfocadas en lo urbano, donde se está con la deuda histórica de la promesa de una efectiva descentralización.

Así mismo considerar que la participación política electoral es solo uno de los espacios de participación que tienen los jóvenes y que aún estamos lejos tanto desde las políticas sociales, de la clase política, como de las propuestas electorales, de integrar efectivamente a la gran población juvenil de nuestro país y hacerlos parte del desarrollo que queremos. El fantasma de la abstención electoral lejos de ser un dato para la historia y el análisis, es un desafío político social, que deberán asumir quienes gobiernen, legislen y guíen a Chile en los próximos años.

Francisco X. Ramirez Varela
Académico Trabajo Social
Universidad de las Américas

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