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Piñera y su perdón a los bárbaros

Por: Camilo Pérez Alveal


Señor director:

El indulto de Sebastián Piñera a René Cardemil, asesino de seis personas en el año 1973 no puede pasar como si nada. No debe pasar como si nada y es que refleja la real opinión y consecuencia del Presidente y su sector con estos temas tan delicados.

Ni siquiera se puede decir que esto re-abre heridas, porque esas heridas nunca han cerrado, siguen ahí, latentes, escondidas en la memoria de quienes lo perdieron todo, de a quienes le arrebataron lo mas preciado de su vida, de quienes quedaron encerrados en una realidad absolutamente gris.

Esas personas se quedaron acá, esperando justicia y la buscaron incansablemente, soportando humillaciones, malos tratos, burlas, incredulidad; perdieron tiempo, amigos, familia, casas, todo, buscando esa anhelada y esquiva justicia, que llegó tarde, pero llegó, que llegó en cárceles de lujo, pero llegó, que llegó solo a modo de simbolismo, pero parecía haber llegado.

Y acá estamos otra vez discutiendo lo mismo, de otras formas quizás, porque ya no pueden decir lo que en realidad piensan y lo esquivan, lo camuflan, lo esconden, lo reprimen. Hasta que en algún momento se les sale algo, una pisca de su verdadero sentir, como ahora a Piñera, como muchas veces a tantos personajes que han defendido, justificado y enaltecido las miles de muertes y torturas que le hicieron pasar a nuestro pueblo, a nuestros padres, a nuestros amigos, a nuestro país.

El indulto o perdón que confiere Piñera viene a encender aún más la llama oscura de la tristeza que sentimos día a día viviendo en el neoliberalismo, la sociedad que esos mismos asesinos nos quisieron dejar como herencia, como recordatorio de que ganaron, de que trapearon el piso con nuestra gente y no les pasó nada.

Cuando se enuncia la fuerte frase ni perdón ni olvide es totalmente verdadera, porque no podemos olvidarnos de todo lo que paso, de todo lo que vivieron ¿y perdonar? Pero a quien, si ninguno se hizo cargo, mucho menos se arrepintieron. Como dijo Anita González, es imposible perdonar en abstracto.

Hoy vemos, como tantas otras veces, la inconsecuencia de la derecha, que pregona libertad, habla de unión, pero en su real actuar solo mantiene las lógicas de dominación que han defendido históricamente. Por eso no podemos perdernos, el enemigo está allá, hay que desenmascararlo y para eso es necesario un trabajo arduo, de largo aliento y por sobre todo unido.

Camilo Pérez Alveal
Coordinador Revolución Democrática UAI

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