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Fin de la Ley del Cobre, ¿y después?

Por: Benjamín Riquelme Oyarzún


Señor Director:

La derogación de la Ley del Cobre debe ser el primer paso hacia una reestructuración logística de las Fuerzas Armadas, porque la asignación de recursos presupuestarios para la compra de sistemas armas, conllevará la discusión en el Congreso del costo oportunidad de esas adquisiciones versus gastos sociales.

La ventaja para el ministerio de Defensa, es que existe margen para ser más eficientes. A modo de ejemplo, es recomendable crear una Agencia de Compras Conjuntas, que genere economía de escala, asegure la interoperabilidad y estandarización entre las Instituciones, y otorgue transparencia a las adquisiciones. También, es fundamental aplicar el offset o compensaciones industriales por compras de material bélico, para emplear los recursos en transferencia tecnológica, inversiones en I+D y proyectos sociales. Asimismo, es prioritario concretar la implementación del Sistema OTAN de Catalogación, al cual Chile se suscribió el año 2000, que permite establecer un lenguaje logístico común entre las Instituciones y de esta forma conocer e intercambiar repuestos comunes para atender necesidades ante una emergencia u obsolescencia. Por último, elevar la jerarquía a la División de Desarrollo Tecnológico e Industria de la Subsecretaría de Defensa, para que sea una autoridad con el poder de articular la incorporación de las FF.AA. y sus industrias (FAMAE, ASMAR, ENAER y empresas relacionadas) al tejido industrial nacional, asumiendo el sector defensa el rol complementario de motor de desarrollo.

Benjamín Riquelme Oyarzún

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