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Educación en Chile, ¿se ha perdido la esencia de los procesos educativos?

Por: Francisca Merino Bustos, Educadora de Párvulos UC


Señor Director:

Entre lecturas, reportajes y vivencias propias, me he dado cuenta de lo difícil que es llegar a un ideal de ambientes y procesos de aprendizaje. A la hora de sumergirnos en jardines y colegios, los factores que influyen a que un proceso de aprendizaje sea significativo, son muchos. Interacciones, relaciones humanas, infraestructura y estética, calidad de planificación de experiencias de aprendizaje, entre otros. ¿Cómo lograr que cada niño tenga la oportunidad de estar en un lugar en el que sea considerado como una persona? ¿Que cada momento sea una experiencia para conocerse, conocer sus pares y la relación que comienza a formar con el mundo?

Creo que partir de la base es fundamental. Exigir estándares de calidad y actualizados a universidades e institutos que impartan la carrera, que estas instituciones logren visualizar cómo sumergir a las educadoras en prácticas pedagógicas acordes a los contextos en los que estén. Tanto ramos teóricos como prácticos, sean acompañados por docentes que hablen desde la experiencia, y las realidades actuales. Realizar capacitaciones, charlas y evaluaciones constantes de educadoras.

Promover políticas públicas que busquen la flexibilidad de documentos oficiales del gobierno. Confiar en la formación de las educadoras, promoviendo que las bases curriculares sean eso, solo bases y no algo que guía toda la implementación de experiencias pedagógicas. A través de políticas, promover a los niños como seres humanos que con su curiosidad y creatividad innata nutren el proceso de aprendizaje. Que realmente el “año escolar” sea guiado por intereses y curiosidades de los niños, dar los espacios para cuestionarse, que formen su propio camino a través de sus vivencias.

La educación chilena sigue siendo vista de forma adulto céntrica, desde las exigencias guiadas por éxitos o fracasos, donde cada niño debe ser igual al otro, hasta ofrecer el jardín infantil como un servicio para suplir el espacio de la madre o padre cuando tiene que trabajar. Sigo escuchando discursos muy vacíos, donde estos temas se señalan, pero en la práctica no son llevados a cabo. Ver al jardín infantil como una institución que promueve cultura, que es cultura. Cambiar la visión de jardín como un pre-colegio, y buscar que sea un lugar donde los niños son protagonistas de sus aprendizajes. “Los niños como seres con derecho”, una frase tan repetida, pero poco comprendida. Derecho a conocer el mundo, acompañado por adultos y niños, desde el juego y la exploración. Derecho a ser escuchado desde todos los lenguajes (emocional, intelectual, verbal, corporal), derecho a vivir cada proceso con tranquilidad y contención… derecho a vivir y disfrutar.

Vivenciemos los colores, aromas, ritmos, disfrutemos de la infancia, y que ellos también disfruten su etapa. Detengámonos un momento. No llenemos de información y expectativas por el deber ser que la sociedad impone. De una vez por todas, logremos cambiar la educación, gracias la confianza que les tenemos a los niños y sus habilidades. Dejemos que nos propongan, confiemos en que esos cerebros van a adquirir las bases necesarias para poder desarrollarse a lo largo de la vida.

El adulto no es mas que un compañero de camino, quien le toma la mano al niño en esta ruta que recién comienza. El adulto debe ser un agente motivador para que los niños se involucren con sus deseos de conocer mas allá, debe ser facilitador de condiciones para que los niños se responsabilicen en su proceso de aprendizaje. Necesitamos cambiar a una visión de infancia vista desde la niñez, dándole la relevancia necesaria a esta etapa. Dar ese vuelco, sacar al adulto como el agente que solo enseña y no acompaña en el proceso, cambiaria la educación y, por sobretodo, la sociedad que se forma.

Francisca Merino Bustos
Educadora de Párvulos UC

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