Opinión
No cabe duda que, si un organismo continental que obra por el fortalecimiento del diálogo político entre sus miembros no sesiona hace más de un año y no cuenta con una cabeza visible que lidere, podemos declararlo abandonado o bien como dijo el canciller Roberto Ampuero: “un cadáver”.
Actualmente, Unasur no representa más que una burocracia que estanca el desarrollo de América Latina. Eso es hoy la Unión de Naciones Suramericana (Unasur), un organismo sin vida que hace más de un año no se reúne y que por motivos de ideologización no pudo avanzar en la integración de nuestro continente. Es por eso que la decisión del Presidente Piñera de abandonar Unasur ha sido la correcta.
Hoy no podemos seguir siendo parte de una agrupación regional que obedece a ideologías y no al bien común de sus países integrantes. Más grave es aun cuando se trata de ideologías dictatoriales que han conducido a Venezuela, uno de los países fundadores, a desviarse de un Estado democrático y a vivir una crisis humanitaria.
La decisión del Mandatario va por el camino correcto que quieren todos los habitantes de nuestro continente, el desarrollo y la integración de todos los países de la región.
Como Gobierno tenemos la esperanza que todos los países de Sudamérica puedan ser partícipes de manera concreta en avances relacionados como infraestructura, energía, salud, defensa, seguridad, prevención y manejo de desastres naturales, los cuales afectan de manera constante a nuestra región y que impide dar el paso de un continente en vías de desarrollo a uno plenamente desarrollado.
Es por eso que el Presidente Sebastián Piñera y el Canciller Roberto Ampuero deben tener el apoyo transversal en este tipo de acción y dejar así atrás las ideologías políticas y poner en primer lugar el desarrollo de nuestras naciones hermanas de Sudamérica, con la creación del Foro para el Progreso de América del Sur (Prosur). Y hoy tenemos la oportunidad, como bloque sudamericano, de llegar a políticas concretas de desarrollo para nuestra región.
Actualmente la integración del continente y el futuro es el Prosur. Por eso, es necesario abrir nuevos caminos y acuerdos que busquen de manera objetiva, el progreso, desarrollo e integración de todos los países miembros del Prosur y de todos los países de América del Sur.
Hoy, el futuro que proyectó Unasur ya no es tal, quizás debido a que los pilares de estos organismos ya fallecieron o no se encuentran activos como mandatarios. Por esto, el llamado es a unirnos en un solo bloque, fuerte y emergente en el Prosur.
