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Salud: cinco mentiras de una reforma Opinión Crédito: Agencia UNO

Salud: cinco mentiras de una reforma

Bernardo Martorell
Por : Bernardo Martorell Médico y Magíster de Salud Pública Universidad de Harvard Presidente Comisión de Salud, Partido por la Democracia
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El proyecto, supuestamente, imita conceptualmente una competencia regulada entre seguros, que a nivel mundial primero experimentó Holanda desde 2006. El piso mínimo para que funcione incluye copulativamente un plan amplio, una tarifa plana, redes de prestadores amplios, afiliación obligatoria e inclusión de todos los seguros en el esquema. Para un mercado competitivo, estas son las reglas del juego, sin exclusiones.  Lo más increíble, es que este proyecto de reforma falla en todas, y nos miente.


Hoy día no existen las condiciones para un mercado competitivo en la industria de las Isapres y tampoco se lograrán con la reforma que anunció el Gobierno. El ministro de Salud, Emilio Santelices, decretó que “va a haber mayor competencia, transparencia y eficiencia», sin mayor explicación, como si por decirlo se lograran esas condiciones.

El proyecto, supuestamente, imita conceptualmente una competencia regulada entre seguros, que a nivel mundial primero experimentó Holanda desde 2006. El piso mínimo para que funcione incluye copulativamente un plan amplio, una tarifa plana, redes de prestadores amplios, afiliación obligatoria e inclusión de todos los seguros en el esquema.

Para un mercado competitivo, estas son las reglas del juego, sin exclusiones.  Lo más increíble, es que este proyecto de reforma falla en todas, y nos miente, como explicamos a continuación:

[cita tipo=»destaque»]Tenemos ante nosotros una reforma escandalosa, que pone en riesgo la salud de la población y ni siquiera cumple con los preceptos del libre mercado que dicen defender sus impulsores. Se cristaliza un sistema de salud para sanos, y otra para enfermos. Cargada de mentiras, al gobierno debería darle al menos algo de pudor ofrecer esto al país, y deberían cuanto antes retirar el proyecto de ley. [/cita]

Mentira N°1: El plan no viene incluido en la ley, solamente se indican sus grandes categorías. Delega esta tarea a un Consejo Técnico que tiene escasa regulación de conflictos de interés y transparencia. No se asegura un plan amplio.

Mentira N°2: No habrá tarifa plana, se promete una atenuación de las diferencias.  Dicen que termina la diferencia por sexo. Una mentira descarada. El artículo 156 de la ley inciso j) referente a los «Grupos de Compensación» dice textualmente «deberán considerar, al menos, la edad, sexo y condición de salud».  Aún más, agregando “condición de salud”, se incluye un nuevo parámetro de discriminación, con lo que les subirán el precio a las personas que le significan mayor costo a las aseguradoras. Lejos de tarifa plana, se institucionaliza y valida la discriminación.

Mentira N°3: Se entrega a las Isapres la opción de acotar sus redes de prestadores para ofrecer el Plan Universal, sin fijar mínimos.  Basta con definir prestadores o clínicas «de poco interés» de los afiliados, para que todo el sistema siga funcionando sin transparencia con los planes complementarios de ahora.

Mentira N°4: Se dice que se eliminaron las preexistencias, pero esto solo se camufló con una carencia. Esto es el “Plan Nuevo Asegurado” para quienes no provienen de otra Isapre, que blinda a las mismas del ingreso de enfermos o de mayores gastos durante los primeros dos años de afiliación. Por tanto, no se obliga a las Isapres a entregar el Plan Universal a cualquier interesado dispuesto a pagar la prima, con lo que es imposible lograr competencia.

Mentira N°5: No se incluyen todos los seguros en el esquema, se excluye al mayor de todos, quien hoy concentra casi al 80% de la población nacional, Fonasa. Cualquier posible presión competitiva, tiene su válvula de escape, subiendo las primas a los de mayor riesgo, desplazando estos usuarios de alto costo a Fonasa, subsidiando el sistema de Isapre, y nuevamente anulando la competencia.

Esto no es todo, se agregan razones para subir los precios a las personas, se separa el cobro por licencias médicas del cobro del plan y la Isapre se desentiende de la escasa solidaridad, por lo que deben pagarla los usuarios.  Sin siquiera entrar en los problemas que una reforma de este tipo implica, desde la mirada sanitaria, las consecuencias nefastas para el Fonasa o la macro-eficiencia, tenemos ante nosotros una reforma escandalosa, que pone en riesgo la salud de la población y ni siquiera cumple con los preceptos del libre mercado que dicen defender sus impulsores. Se cristaliza un sistema de salud para sanos, y otra para enfermos. Cargada de mentiras, al gobierno debería darle al menos algo de pudor ofrecer esto al país, y deberían cuanto antes retirar el proyecto de ley.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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