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Cambio climático. El costo para revertirlo sería una ganga Opinión

Cambio climático. El costo para revertirlo sería una ganga

Helios Murialdo Laport
Por : Helios Murialdo Laport Ph. D. Profesor emérito de Genética Molecular, Universidad de Toronto, Canadá. Miembro del Directorio de la Fundación Ciencia para la Vida, Presidente de la Corporación Altos de Cantillana.
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La temperatura de la Tierra es ya 1ºC mayor que la de la era preindustrial. Las consecuencias del aumento están a la vista en nuestro país, como en todo el mundo: Sequías, inundaciones, marejadas gigantescas, retroceso de glaciares, derretimiento de la permafrost, incendios forestales desastrosos y extinción de especies de fauna y flora. Un aumento de la temperatura global por sobre los 1,5Cº sería catastrófica.

Un informe especial del año 2018 del Panel intergubernamental sobre el cambio climático (IPCC, por sus siglas en inglés), propuso que la forestación de mil millones de hectáreas superficie similar a la de Estados Unidos con árboles nativos, almacenaría 205 giga toneladas de carbono en veinte años. Esta cantidad equivale a dos tercios del carbono que los humanos hemos agregado a la atmósfera desde el año 1800. Esto permitiría frenar el aumento de la temperatura global por debajo de los 1,5ºC, mientras se substituyen las fuentes de producción de CO2, tales como generadoras eléctricas a carbón, transporte en base a combustibles derivados del petróleo, y otras, por generadoras solares y eólicas y vehículos eléctricos, y se mejora la eficiencia energética de procesos industriales y de hogares.

Jean-Francois Bastin y Tom Crowther y colegas, ecólogos suizos, analizaron 80.000 fotos satelitales, llegando a la conclusión que en el mundo hay disponibles más de mil millones de hectáreas con clima y suelos adecuados para plantar un billón de árboles, sin afectar lugares poblados, áreas cultivadas y bosques existentes. El costo de tal empresa fue calculado en US$ $300 mil millones (Science, julio 5, 2019, vol. 365, pág. 76 y El Mercurio, julio 5, 2019, pág. A9). Los seis países con más territorio disponible para estos fines, son precisamente los más extensos: Australia, Brasil, Canadá, China, Estados Unidos y Rusia.

Es mi parecer, que 300 mil millones de dólares para salvar el planeta es una ganga, especialmente si se considera que el gasto global anual en armamentos es de 1.8 billones de dólares (año 2018, Stockholm International Peace Research Institute) y que el gobierno de los Estados Unidos ha gastado más de US$ 350 mil millones (US. Government Accountability Office) durante la década pasada en reparar el daño causado por inundaciones y tormentas, cuya frecuencia y vigor han aumentado en los años recientes.

Muchos científicos han calculado el costo que tendría para la economía del planeta el calentamiento global, entre ellos los galardonados con el premio Nóbel de ciencias económicas en 2018, William Nordhaus y Paul Romer. Su análisis se resume en una curva que expresa el gasto mundial necesario para reparar el impacto en la agricultura, sector forestal, pesca, seguros, infraestructura pública, sector energético, turismo y en el sector de bienes no transables, tales como salud, ecosistemas, desplazamientos humanos, recursos hídricos, etc. El gasto está expresado como porcentaje del producto interno bruto global (PIBG), el que en 2018 ascendió a US$ 87 billones (Fondo Monetario Internacional). Así entonces, resarcir el impacto de un aumento de 1,5ºC costaría, aproximadamente el 0,7% del PIBG, es decir, unos US$ 610 mil millones. Más del doble del PIB de Chile. El costo aumenta en forma exponencial con el aumento de la temperatura.

Es de suponer que los gobernantes de los países más poderosos, después de enterarse de estos datos, convocarán de inmediato a una conferencia para ponerse de acuerdo y destinar un sexto del gasto militar anual a salvar el planeta. Si no lo hiciesen, las futuras generaciones, del mundo entero, los culparán de, pudiendo, no haber salvado a la humanidad del peor descalabro de la historia.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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