Señor Director:
Hay quienes creemos que una de las causas del estallido social chileno se relaciona con la falta de consciencia de las clases dominantes respecto a sus propios privilegios. Para expresarlo en palabras simples, los que pertenecemos a la élite chilena normalizamos conductas y creencias a partir de nuestra pequeña burbuja, conservando el acceso a un mundo de privilegios determinados por el dinero o la posición social de nacimiento. En la clase política es más fácil encontrar ejemplos y son más graves las contradicciones. ¿Cómo explicar el largo tiempo que han demorado diputados y senadores en bajarse el sueldo? ¿Cómo entender que no vean conflictos éticos cuando se mezcla la política con los negocios? ¿Cómo justificar la poca vergüenza que tienen cuando construyen redes de poder con los parientes o la incapacidad que muestran para renunciar a sus cargos? Esta falta total de consciencia puede explicar en parte que no entiendan la violencia que generan. Es más, cuando son interpelados muchas veces se victimizan o hablan sobre la vocación por el servicio público. ¿Acaso hay alguien que crea que un político no genera las redes y contactos suficientes para después capitalizarlos en el mundo privado?
Nicolás Walker Geisse