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De la NBA al 25 de octubre Opinión Crédito: Wisconsin 25 de agosto 2020, Reuters

De la NBA al 25 de octubre

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Rodrigo Araya
Por : Rodrigo Araya Socio fundador Cooperativa Di-versos
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Acabo de escuchar en Radio Cooperativa (así que ya saben a qué hora estoy escribiendo esto), una entrevista a Doc Rivers.

Los seguidores de la NBA (la liga profesional de básquetbol de Estados Unidos, que incluye un equipo de Canadá) no necesitan que lo presente. Para el resto, aquí va: es un exjugador de la NBA, que actualmente entrena a Los Angeles Clippers. Además, Rivers (1961) es uno de los cinco entrenadores afrodescendientes que han sido campeones de la NBA: dirigió a los Celtics de Boston en la temporada 2007/2008.

¿Y qué dijo Rivers?

Primero, un poco de contexto. Habló a propósito de la decisión de los jugadores de la NBA de hacer un paro de actividades: no se presentaron la noche del miércoles 26 de agosto a jugar los partidos de los play-off (etapa decisiva del torneo) en adhesión a las protestas que han surgido en Estados Unidos por un nuevo caso de violencia policial contra un afrodescendiente. Esta vez la víctima es (es, no fue: es) Jacob Blake, de 29 años, a quien la policía de Wisconsin disparó por la espalda, según consigna la mayor parte de los reportes periodísticos.

Y entrevistado sobre este tema, luego de una apabullante victoria del equipo que dirige, Rivers dijo: “Lo que me llama la atención es que mucha gente habla de miedo. Pero nosotros (los afroamericanos) somos los que estamos siendo asesinados, a nosotros nos están disparando. A nosotros nos niegan poder vivir en determinadas comunidades… Nos han estado cazando, disparando… Y lo único que seguimos escuchando es que nos tienen miedo… Para mí es asombroso cómo nosotros seguimos amando a este país mientras el país no nos ama a nosotros”.

Nosotros estamos siendo asesinados… a nosotros nos están disparando… nosotros seguimos amando este país… el país no nos ama a nosotros… nosotros… nosotros…

Rivers no está solo en esto. Al menos dos jugadores de la NBA, Kemba Walker (1990) y Semi Ojeleye (1994), ambos de los Celtics de Boston, están jugando los play-off de la NBA luciendo una consigna en sus espaldas (Love us). Otra vez: nosotros.

Ahora el salto: qué tiene que ver esto con el plebiscito del 25 de octubre que tendremos en Chile.

El nosotros

Nosotros, una expresión que, entre otros significados, se puede entender como una palabra que define identidad. Nosotros equivale a Identidad (colectiva, claro está). Cuando comenzamos a hablar de nosotros (us, love us), se inicia la política. No antes. Ni tampoco mucho después.

Antes del nosotros, si hablamos del yo, los problemas se solucionan en el diván del terapeuta: son mis problemas. Después del nosotros, los problemas se solucionan en los espacios que la institucionalidad de un Estado-nación destinó a ello: el Ejecutivo, el Legislativo, o las cortes de justicia. Sin nosotros, la política que surge, necesita reemplazar el nosotros por el yo. Irreversiblemente, ese gesto se materializará.

Liberalismo y marxismo nos propusieron eso: cambiar el Nosotros por un Yo universal. Es decir, identificar las identidades vistas como carentes (los tradicionales o los explotados, respectivamente), para luego construir una sociedad que elimine esas identidades: no más tradicionales, no más explotados.

Y la institucionalidad se construyó así: una institucionalidad pensada para muchos Yo, que iban a conformar solo un Nosotros. Y nos inundamos con un sentido común coherente con ello: ley pareja, es justa… ¿Habrá algo más injusto que una ley pareja?

Ese modo de hacer política, ese modo de organizar la República, es lo que hoy está en crisis en Chile (aunque, sospecho, no solo dentro de estas fronteras). Ello, porque el Nosotros no solo no fue eliminado, sino que emergió con una insospechada fuerza. Y es un Nosotros con una capacidad de movilización tal, que hoy no solo pone en cuestión a la industria del deporte (¿cuántos millones de dólares en juego?) en Estados Unidos, sino también a distintos afanes industrializadores en Chile que no respetaron al nosotros: Freirina, Chiloé, Quintero-Puchuncaví… ¿Será necesario seguir con el recordatorio?

Así, la actividad política (que no es lo mismo que la política, aunque muchos de quienes están en ella quieran subsumir la política con la actividad política) enfrenta un desafío novedoso, que consiste en imaginar e implementar un diseño institucional que considere los Nosotros, y no a unos Yo indiferenciados y homogéneos, como unidad mínima de participación ciudadana. Y de allí, esfuerzos por pluralizar la institucionalidad serán no solo inevitables, sino bienvenidos.

Construir un Chile que desde lejos se vea como uno solo, pero desde cerca permita apreciar el mosaico que habita sus territorios, sirve para sintetizar el desafío.

Y para eso el plebiscito de octubre: no para una nueva Constitución. Si esto es lo que necesitáramos, hasta podríamos contratar a una prestigiosa oficina de abogados (si es que alguna de ellas se dedica a redactar constituciones) para que la redacte.

Se trata de un plebiscito para que el país viva un proceso constituyente, que nos permita pasar del Yo múltiple, al Nosotros múltiple.

Si el Apruebo gana, el proceso constituyente nos va a ayudar, entre tantas otras cosas, a saber qué chilenos, qué habitantes de nuestro territorio, aún hoy sienten necesario usar una camiseta que en su espalda diga “Ámennos”… a nosotros…

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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