El premio nobel de Física 2020 recayó en Roger Penrose, Andrea Ghez y Reinhard Genze, en algunos artículos de prensa señalados como unos fanáticos de Albert Einstein, pero ¿qué tiene que ver el físico alemán con la última entrega del nobel? Ha pasado más de un siglo de la publicación de la teoría general de la relatividad general y aún sus impresionantes hallazgos siguen afectando la ciencia. Tanto así que hoy se premia la comprobación teórica y empírica que esta teoría conduce a la formación de agujeros negros, unos monstruos supermasivos que capturan todo lo que hay a su alrededor, incluida la luz.
Estas regiones del espacio son, según la Real Academia de las Ciencias sueca, «los secretos más oscuros del Universo». En su corazón, afirmó Penrose, esconden una singularidad en la que cesan todas las leyes conocidas de la naturaleza. «No sabemos qué hay dentro de un agujero negro y eso es lo que lo hace tan fascinante», admitía Ghez, quien además es la cuarta mujer en la historia en ser galardonada con el Premio Nobel de Física y la primera astrónoma en obtenerlo.
Su equipo y el de Reinhard Genzel, junto a otros como Rainer Schöedel, Stefan Gillesen, Andreas Eckart y más, han realizado una tarea titánica durante más de 20 años midiendo las posiciones de las estrellas que giran muy cerca del agujero negro, llamadas estrellas ‘S’, para poder calcular sus órbitas que demoran más de una década, en dar una sola vuelta a su alrededor.
Las mediciones de estos dos grupos concuerdan. Ambos encontraron un objeto invisible extremadamente pesado -cuatro millones de masas solares- que tira del revoltijo de estrellas, haciéndolas correr a velocidades vertiginosas. Es «la evidencia más convincente», según el Instituto Karolinska de Estocolmo, de la presencia de un agujero negro supermasivo.
¡Lo descubrimos! Sí, pero…, por algo la Academia habla del sector más oscuro del universo, en efecto, todavía queda mucho por saber sobre los agujeros negros, como por ejemplo por qué la teoría general de la relatividad no funciona en la singularidad. Esto requerirá unir los dos pilares de la física, la teoría de la relatividad y la mecánica cuántica.
Andrea Ghez anima a las estudiantes a perseguirlo. «Espero inspirar a otras mujeres jóvenes en este campo. Si te apasiona la ciencia hay mucho que se puede hacer», ha dicho tras la ceremonia en Estocolmo. «Es muy importante convencer a la generación más joven de que su capacidad de cuestionar y pensar es crucial para el futuro del mundo».
Inspiración que generan también otras grandes astrónomas como Henrietta Levitt y su aporte para entender el tamaño de nuestro universo; Vera Rubin y su investigación relacionada a la materia oscura; o Jocelyn Bell (aún en vida) y el descubrimiento de los púlsares, quizás no recibieron el Nobel, pero merecen el reconocimiento por ampliar los que conocemos del cosmos. Ese lugar que llamamos hogar.