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Los signos de un posible nuevo estallido Opinión Crédito: Aton

Los signos de un posible nuevo estallido

En el escenario preestallido social, que estuvo caracterizado por un lenguaje de violencia simbólica, desempeñaron un rol relevante las autoridades de Gobierno, quienes –a fuerza de desatinos– agotaron la paciencia hasta rebalsar el vaso del estoicismo del chileno(a) promedio. Ahora, como no podía ser de otra manera, nuevamente el Presidente de la República nos recordó a todos(as) los(as) chilenos(as), en los Pandora Papers, cuál es su sello empresarial; además, declaró Estado de Excepción Constitucional de Emergencia en cuatro provincias del sur; y sobre el telón de fondo, recortadas como las sombras del teatro negro, las cifras económicas y las previsiones acerca de la marcha de la caja fiscal indican que estamos a caballo de una crisis en aumento. Como ya sucedió el 2019, la violencia simbólica se ha hecho presente y el final está abierto.


La violencia política ha sido una característica a lo largo de toda nuestra historia: a la asonada popular le sigue luego un golpe autoritario, en una dinámica que se repite regularmente. Es una realidad que ha marcado a fuego nuestras políticas públicas y se ha extendido al lenguaje discursivo. En el escenario preestallido social, por ejemplo, que estuvo caracterizado por ese lenguaje de violencia simbólica, desempeñaron un rol relevante las autoridades de Gobierno, quienes –a fuerza de desatinos– agotaron la paciencia hasta rebalsar el vaso del estoicismo del chileno(a) promedio.

He aquí un breve resumen de la cantidad de desaguisados que fueron exacerbando los ánimos de la ciudadanía.

Sobre cómo incendiar la pradera

El 30 de julio de 2019, Marcelo Soto, abogado laboralista y subsecretario del Trabajo en la primera administración de Piñera, en una entrevista en CNN Chile sobre la reducción de la jornada laboral de 45 a 40 horas, relativizó la propuesta: “Si hoy día traemos a un joven acá recién recibido de alguna universidad, él podría decir ‘yo con la juventud, con las ganas que tengo de salir adelante, 40 horas es poco’”.

El 7 de octubre, el entonces ministro de Economía, Juan Andrés Fontaine, llamó a los(as) trabajadores(as) a aprovechar los horarios de tarifas bajas del Metro de Santiago, es decir, antes de las 00:07 de la mañana y cerca de las 23:00 horas, una sugerencia cruel para quienes cada día emplean casi 12 horas de su tiempo útil en la jornada laboral. La diputada Maya Fernández fue lapidaria: “Lo suyo no solo es carencia brutal de empatía, es también muestra de una total desconexión con la vida de miles de chilenos y chilenas”.

Ese mismo día, los estudiantes secundarios iniciaron las evasiones masivas al transporte público capitalino, afectando a la red Metro en diferentes comunas.

El 8 de octubre de aquel año fue el turno del Presidente de la República, Sebastián Piñera. En el matinal de Mega despachó su visión de país que, diez días más tarde, se estrellaría de cara contra la realidad: “En medio de esta América Latina convulsionada veamos a Chile, nuestro país, es un verdadero oasis, con una democracia estable”.

El ministro de Hacienda de ese entonces, Felipe Larraín, aportó un nuevo elemento al desastre comunicacional cuando daba a conocer el Índice de Precios al Consumidor (IPC) de septiembre de 2019. En relación con algunas alzas de precios, dio aviso “a los románticos que han caído las flores (…), así que los que quieran regalar flores en este mes, las flores han caído un 3,7%”. Esta vez fue el diputado Renato Garín quien reflejó la rabia masiva: “Cuando leí esto pensé que era una cuenta parodia… Para los #TiemposMejores las flores son más importantes que el transporte, los alimentos y la electricidad. Una burla a la ciudadanía”. Más tarde, el otrora titular de la cartera de Hacienda porfió y dijo que lo malinterpretaron los carentes de humor, al tiempo que aseguró: “Yo trataré de continuar manteniendo el humor porque el humor es muy importante en la vida”.

Solo tres días antes del estallido y cuando las evasiones masivas en el Metro ya se habían tomado la agenda, el 15 de octubre, quien ejercía como ministra de Transportes en ese tiempo, Gloria Hutt, se declaraba sorprendida. “Me cuesta entender que, cuando hay evidencia de un esfuerzo tan grande por mejorar el sistema de transporte público, se atente contra él, más aún en el caso de los escolares que no tienen un argumento”, puesto que en su tarifa –señalaba– “no tuvieron ninguna modificación”. El mismo menosprecio que se usó para descalificar a los movimientos estudiantiles de los años 2006 y 2011.

Al día siguiente, 16 de octubre, Clemente Pérez, a la sazón presidente del directorio de Metro Santiago S.A., en el noticiario 24 horas, acuñó una frase que se transformó en ícono del estallido: “Cabros, esto no prendió. No son más choros, no se han ganado el apoyo de la población”.

En las 48 horas previas a la explosión social aún hubo voceros del discurso oficial, incluyendo al Presidente, agregando los últimos leños a la hoguera a punto de estallar.

El 17 de octubre, Juan Enrique Coeymans, presidente del Panel de Expertos del Transporte Público, dijo a La Tercera que “los estudiantes están alegando y resulta que su tarifa no varió ni un peso (…). Es muy curioso todo esto: yo creo que en esto hay un manejo político”. Alumbró su afirmación con una inquietud: “¿Por qué no reclaman cuando suben los tomates y el pan?”.

El mismo día, en horas de la tarde, la vocera de Gobierno de ese entonces, Cecilia Pérez, se sumó a la condena mediática a las evasiones masivas. “No corresponde la violencia, no corresponde la delincuencia, no corresponde no cumplir la ley, y no corresponde destruir el transporte público de nuestro país (…). Porque eso es lo que son (delincuentes) cuando agreden a guardias indefensos, cuando destruyen el Metro y cuando golpean a pasajeros que lo único que quieren es llegar a sus trabajos o a sus hogares”, expresó.

Horas más tarde, quien ejercía de subsecretario del Interior, Rodrigo Ubilla, amenazó con querellas, más presencia policial en el Metro y con quitar los beneficios de rebaja en el valor del transporte público a los estudiantes involucrados: “No solo evaden, sino que son verdaderas bandas, hordas, llegan a lugares y generan escenarios de violencia (…), es una delincuencia pura y clara».

En la vereda contigua, algunos actores de oposición también se manifestaban. El senador socialista José Miguel Insulza señaló, el mismo 18 de octubre, a las 08:00 horas –en entrevista con Radio Duna–, que consideraba necesario buscar las formas de sancionar esas inconductas, reforzar la vigilancia del sistema de transporte y reprimir con energía el intento de saltarse los torniquetes.

Ese día continuaron los desaguisados que concluyeron colmando la paciencia de los chilenos. Andrés Chadwick, primo del Presidente de la República y por entonces ministro del Interior, reafirmó la solución policial, “dada la seriedad y la gravedad” de los hechos.

[cita tipo=»destaque»]Durante estos últimos meses, en especial desde que se eligió la Convención Constitucional, ha habido mucha violencia simbólica. El día de la instalación del organismo, Teresa Marinovic –que con Marcela Cubillos han tenido una resonancia mediática muy por sobre lo que representan– señaló ese día a Canal 13 que “somos un grupo importante, y si no lo somos en términos de votos, vamos a buscar otra manera”, porque –agregó– “hay muchas maneras de influir en la vida”. Luego fueron las burlas dirigidas a la presidenta de la Convención Constitucional, Elisa Loncon, y a la machi Francisca Linconao –que ameritaron un requerimiento al Comité de Ética del órgano constituyente–, y las fake news sobre la Convención que se difunden por redes sociales y que han sido una constante desde su instalación.[/cita]

A las 15 horas, un comunicado de Metro puso la gota que colmó el vaso, anunciando la suspensión de líneas, lo que dejó sin servicio de regreso a casa a millones de chilenos(as), mientras el Presidente subía a sus redes una fotografía celebrando el cumpleaños de uno de sus nietos en una pizzería. Se iniciaba la protesta generalizada, al tiempo que la autoridad mantenía la medida de suspensión del servicio para todo el fin de semana. La hoguera acababa de encenderse.

Octubre 2021, violencia simbólica 2.0

Durante estos últimos meses, en especial desde que se eligió la Convención Constitucional, ha habido mucha violencia simbólica. Reseñaremos algunos de los hechos más relevantes.

El día de la instalación del organismo, Teresa Marinovic –que con Marcela Cubillos han tenido una resonancia mediática muy por sobre lo que representan– señaló ese día a Canal 13 que “somos un grupo importante, y si no lo somos en términos de votos, vamos a buscar otra manera”, porque –agregó– “hay muchas maneras de influir en la vida”.

Un poco antes, el martes posterior a la elección de constituyentes, Emol publicaba un texto del historiador Gonzalo Rojas (ex-UDI), quien, frente la catástrofe electoral de su sector y en el contexto de una crítica profunda a la derecha y al Presidente Piñera, remachó con la siguiente frase: “Hace cincuenta años, lo tuvimos muy claro”, aludiendo al rol del sector en el quiebre de nuestra democracia.

Esa misma semana, ante un robo con violencia perpetrado en su residencia, el presidente de la patronal de empresarios, la CPC, Juan Sutil, manifestó a Emol que «hoy en día todos somos vulnerables, hay un clima de inestabilidad y poca seguridad (…). Lo que es más grave es el nivel de agresividad con que actúan los delincuentes. Eso es muy triste, porque (…) además nos tenemos que defender y autoproteger”.

Luego fueron las burlas dirigidas a la presidenta de la Convención, Elisa Loncon, y a la machi Francisca Linconao, que ameritaron un requerimiento al Comité de Ética del órgano constituyente contra sus colegas Teresa Marinovic, Arturo Zúñiga, Ruth Hurtado y Katherine Montealegre, por “acusaciones calumniosas” y “discriminación lingüística”. Enseguida, vino el espectáculo que ofreció el constituyente Rodrigo Rojas Vade y la seguidilla de mentiras acerca de su real enfermedad, además de las fake news sobre la Convención que se difunden por redes sociales y que han sido una constante desde su instalación.

Como no podía ser de otra manera, en esta avalancha de dichos y hechos, nuevamente el Presidente de la República nos recordó a todos(as) los(as) chilenos(as) –en los Pandora Papers, investigación del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación– cuál es su sello empresarial. Y como un destello de la temperatura que se vive en la calle, vino después la agresión a la constituyente Tía Pikachu en la Plaza de la Dignidad.

Sobre el telón de fondo, recortadas como las sombras del teatro negro, las cifras económicas y las previsiones acerca de la marcha de la caja fiscal indican que estamos a caballo de una crisis en aumento.

El lunes 4 de octubre, mientras les entregaban el manual de doctrina de la institución a los aspirantes a carabineros, dos generales involucrados en el “Pacogate” eran procesados, sin perder su grado ni el servicio que por ser generales les brindan subalternos, en tanto que el efectivo acusado de arrojar al lecho del río Mapocho a un joven en el puente Pío Nono, en medio de las protestas de 2019, obtiene la libertad después de estar detenido seis meses.

Final abierto

El Presidente Piñera declaró Estado de Excepción Constitucional de Emergencia por 15 días en cuatro provincias del sur –de las regiones del Biobío y La Araucanía– y la movilización de militares a la zona.

Como ya sucedió el 2019, la violencia simbólica se ha hecho presente y, con la declaración de Estado de Excepción, aparecerá la violencia física.

Solo falta que lleguemos, otra vez, a un nuevo 18 de octubre.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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