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¿“Ecología contemporánea” en la Comisión de Medio Ambiente? Opinión

¿“Ecología contemporánea” en la Comisión de Medio Ambiente?

Samuel Toro
Por : Samuel Toro Licenciado en Arte. Doctor en Estudios Interdisciplinarios sobre Pensamiento, Cultura y Sociedad, UV.
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A modo de ejemplo, en el informe, se ha dado por hecho que los pueblos y naciones preexistentes serán una especie de “custodios” del equilibrio natural. Es muy claro la deuda histórica que tiene el Estado chileno para con los pueblos originarios, sin embargo, a estas alturas, quienes se encuentran en ese tipo de equilibrios son grupos muy pequeños; la mayoría de descendientes directos, mapuches por ejemplo, se encuentran, hace mucho, “occidentalizados” y no han sido protectores de los pocos lugares que se han podido “recuperar”, pues es sabido que talan árboles nativos constantemente, y esto es un hecho, aunque me duela asumirlo. Entonces, ¿quienes serían las o los encargados de custodiar lo que les pertenecería, cuál es el límite de esa pertenencia? Complejo. Tanto en el tema de la cosmovisión, como en el de la protección natural se generan contradicciones, pues a la vez se lee que las decisiones del Estado deberán estar “en función de los mejores conocimientos y evidencia científica disponible”. 


El jueves 3 de este mes se realizó el la votación en el plenario del primer informe de la comisión 5, de la convención constitucional, sobre Medio Ambiente, Derechos de la Naturaleza, Bienes Naturales Comunes y Modelo Económico, con una muy baja aprobación, en general, de los 2/ 3. Parte de las críticas constructivas (incluso entre las y los mismos constituyentes de la comisión) es sobre la formalidad de la presentación, es decir, la redacción, la cual debía ser mejorada. También se plantea el hecho de conjugar, en no pocos articulados variados temas complicados de integrar. Quisiera agregar otros problemas al informe, los cuales son de fondo y que considero muchísimo más delicados en lo que compete a conceptos importantes que tendrían que ir en un texto constitucional.

Cuando se leen todos los articulados, cronológicamente, pareciera estar en frente de un instructivo de paso a paso de un catálogo con reglamentos de un nuevo comportamiento con muchas sanciones si uno se separa de aquel. Uno, desde fuera de la convención, no sabe el nivel de conocimientos de quienes están redactando esto. Lo que si he podido percatarme es que no es un problema solo de la convención que menciono en esta columna, sino de otras como la comisión 7, donde no alcanzo a comprender si el desconocimiento de los temas delicados que se discuten es demasiado, o existen otros intereses vinculados a la clásica política que estamos tratando e rechazar hace tiempo, con los intereses partidarios y económicos individualistas asociados. Obviamente estoy generalizando, pero cuando -siguiendo y terminando con la comisión 7- se aprueba, en general, en el pleno el reconocimiento de la “identidad humana” con 2/ 3 estamos en serios problemas de nivel epistemológico de una gran cantidad de constituyentes. 

Es atendible que no se conozca todas las materias, para eso se busca asesoría, pero no solo de lo que se considera como expertos y expertas de temas específicos, tampoco solo de juristas y abogados, los cuales son muy necesarios en lo técnico de la construcción y de las bases de como se articulan y han articulado ciertos principios en los modelos de construcción jurídica. Pareciera urgente la asesoría, mínima, de filosofía contemporánea para comprender el fondo de muchos conceptos que se están proponiendo de forma demasiado laxa y en temas demasiado importantes.   

Volviendo al primer informe de la comisión 5, solo enumeraré algunos conceptos puestos en el texto, para luego explicar los problemas que conllevan. Algunos son: “la inclusión de todas las comovisiones…”; ejemplos de pueblos con dimensiones espirituales que trascienden lo visible “donde cohabitan fuerzas protectoras” de la naturaleza; Reino Fungi; Pacha Mama; Madre Tierra, etc. 

Partiendo del concepto de cosmovisión, el problema sustancial es que abrir este concepto en la aceptación de todas las “perspectivas existentes” (y por existir) caben supersticiones, sectas y una cantidad ingente con la cual es bastante difícil, e incluso imposible, convivir. Alguien del estado islámico también tiene su cosmovisión. Un texto, como el constitucional, delimita, momentáneamente, las cosmovisiones que se emplearán, tal vez no poniendo cuáles, sino mencionando cuáles no, en términos generales sobre las que afecten la seguridad o el medio ambiente, etc. 

En el informe, también se da por hecho que los pueblos y naciones preexistentes serán una especie de “custodios” del equilibrio natural. Es muy claro la deuda histórica que tiene el Estado chileno para con los pueblos originarios, sin embargo, a estas alturas, quienes se encuentran en ese tipo de equilibrios son grupos muy pequeños; la mayoría de descendientes directos, mapuches por ejemplo, se encuentran, hace mucho, “occidentalizados” y no han sido protectores de los pocos lugares que se han podido “recuperar”, pues es sabido que talan árboles nativos constantemente, y esto es un hecho, aunque me duela asumirlo. Entonces, ¿quienes serían las o los encargados de custodiar lo que les pertenecería, cuál es el límite de esa pertenencia? Complejo. Tanto en el tema de la cosmovisión, como en el de la protección natural se generan contradicciones, pues a la vez se lee que las decisiones del Estado deberán estar “en función de los mejores conocimientos y evidencia científica disponible”. 

En este mismo tema, se lee en el informe que los bienes comunes de la naturaleza no podrán tener propiedad privada de nadie, pero luego se menciona que los “pueblos y naciones indígenas preexistentes tienen la titularidad de los bienes comunes naturales que existen en sus tierras y territorios ancestrales”. ¿Esto último se estará viendo como una discriminación positiva constitucional?

Reino Fungi, Pacha Mama, Madre Tierra y otros ya establecen un tipo de cosmovisión. Lo Fungi es una rama específica de variados reinos de hongos, donde existen un porcentaje bajo de estudios sobre otras especies. El Estado debiese impulsar la investigación de las especies en beneficio de equilibrios, donde lo Fungi es uno de ellos, no el único. Pacha Mama proviene de la mitología Inca, en este sentido si se intenta resguardar costumbres y culturas se debe explicitar, pero incluir terminología así sesga la relación de las distintas cosmovisiones y epistemes. Hay bastantes más ejemplos en este primer informe.

Imagino que lo concerniente a la ecología política debe ser una de las bases de esta comisión, pero, claramente no su puesta en crisis ecológica de la discursividad ONG tradicional. La relación del antropoceno y el fracaso de la ecología tradicional es evidente. La postura ecológica de parte de la comisión debiese actualizarse y no repetir axiologías posmodernistas como lo que plantean en la búsqueda de economías circulares, las cuales, en una especie de creencia, continúan conviviendo cómodamente con el mismo sistema que nos ha llevado hasta donde nos encontramos hoy en día ecológicamente. En ninguna parte de la propuesta se ve una vinculación con las discusiones actuales sobre las tecnodiversidades, como si lo técnico fuera una situación diferente o separada de los problemas y soluciones que se puedan encontrar. Las diferentes relaciones en las formas de concebir el cosmos se han generado a través de la multiplicidad de técnicas diferentes. La derivación en tecnología se ve escindida -o sea no existe- en la reflexión del primer informe, y es, justamente, según nos recordaba Stiegler el principio de la farmacololgía donde podemos, como civilización y especie, acercarnos al “veneno o al remedio”. Sacar la diversidad técnica y las derivaciones de la tecnología, filosóficamente hablando, es un error epocal grave, pues las epistemes históricas del lenguaje, al parecer, han fracasado en la supuesta esperanza de la ecología política tradicional, la cual parece que estaría llegando a un fin. Las diferentes epistemes geopolíticas se caen hace décadas. También la crisis del concepto de lo humano al parecer no es una discusión (solo en academias) sobre el desastre actual. 

Quizá sea importante que partamos por reconocer el fracaso de las ecologías tradicionales y no seguir en la nostalgia moralista de ellas, pues estas han dividido en las últimas décadas, considerando los distintos estatus ecológicos que puede vivir cada poder adquisitivo en la disputa; o sea, ha sido una negociación que ha dado un nuevo tipo de capitalismo ecológico sesgado. De acuerdo a esto, tal vez, se pueda construir una nueva esfera política de lo real, donde lo humano y no humano son una parte de la discusión, no cerrada, y el hecho de lo “natural” también se pueda poner en duda para acceder a ello con nuevas ontologías política-filosóficas. Esto es parecido a lo que se menciona en el número 114 de la revista e-flux Journal (que compartió el colega Filinich) donde Paul B. Preciado menciona que el nuevo diplomático, en estas materias, debiese ser un “mensajero epistémico”.  

  

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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