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¿Hasta cuándo seguiremos marchando? Opinión

¿Hasta cuándo seguiremos marchando?

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Carmen Montes
Por : Carmen Montes Socióloga de la Universidad Católica, experta en análisis del consumidor y desarrollo de marcas.
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Se ha ido marzo, un mes donde nuevamente vimos marchar a las mujeres en Chile y el mundo. El 8M es un día para conmemorar los derechos logrados por las mujeres en la sociedad y el difícil recorrido que ha implicado alcanzarlos.

Me pregunto si sirven para algo esas movilizaciones. ¿Tienen algún impacto en lo que pensamos, decimos y hacemos respecto a los cambios y reivindicaciones que piden las mujeres? ¿Nos damos cuenta de la urgencia y gravedad expresada en símbolos como los pañuelos de un color determinado o las pancartas con fuertes mensajes? ¿La sociedad en su conjunto comprende que hay reivindicaciones incluso más profundas y dolorosas que las brechas de género?

Responder estas preguntas no es fácil, pero siempre es posible encontrar indicios de respuesta en algunas señales:

La primera, es que aún no es claro para todos el sentido y razón de ser del 8M. Todavía hay muchos que ese día nos felicitan. No tengo claro si obedece al mérito de haber nacido con dos cromosomas “x” o por ser sobrevivientes de un orden social que nos discrimina, restringe y agrede en distintos ámbitos. O tal vez porque consideran que las causas de la protesta ya están superadas. O, en el peor de los casos, podría ser como una manera soterrada de minimizar o negar las causas. Ese día no se celebra ni se felicita; se conmemora y se seguirá marchando por lo que todavía falta conseguir.

La segunda tiene que ver con la tendencia a generalizar las reivindicaciones que piden las mujeres bajo los conceptos “desigualdad y brecha de género”.  Sin embargo, las demandas de las mujeres no pueden “meterse todas en un mismo saco”. Es relevante hacer la distinción: brecha de género, discriminación, derechos reproductivos, estereotipos de género, corresponsabilidad, acoso sexual, violencia y femicidio.

No se trata de jerarquizarlas, no son comparables, pero convengamos que recibir un menor sueldo que los hombres en un mismo cargo y responsabilidades está en otra dimensión que perder la vida.

Tercero, si bien no se pueden negar los esfuerzos de la sociedad por hacerse cargo de las demandas de las mujeres, los problemas y dolores siguen ocurriendo. Si hacemos foco en la brecha de género todavía nos encontramos con que en el mundo del trabajo la brecha salarial durante el 2021 fue de un 23% a favor de los hombres. (Datos de la Cepal) Y qué decir de otra brecha en los cargos gerenciales: según el ministerio de la Mujer, durante el 2020 sólo un 20% de los puestos de las gerencias de primera línea fueron ocupados por mujeres. Luego, en el ámbito privado, las tareas del hogar no se comparten equitativamente, brecha que se transformó en un abismo durante la pandemia: según el Centro de Encuestas y Estudios Longitudinales mostró que, en 2020, casi un 40% de los hombres destinó 0 horas a la semana a actividades como cocinar, limpiar o lavar ropa.

Y, lamentablemente, una cuarta señal: a pesar de la evidencia de estadísticas, investigaciones policiales, testimonios y análisis, cuando el asunto tiene que ver con delitos sexuales, suelen utilizarse eufemismos para referirse a ellos. Y tal vez más grave, se cuestiona y pone en duda el relato de las víctimas. El Código Penal chileno reemplazó hace poco más de 20 años (1999) el concepto de “abuso deshonesto” por el de “abuso sexual”, para referirse a los delitos sexuales. Y no es poco común que en noticias se describan como abuso sexual delitos de violación. La letra de la canción del colectivo feminista Las Tesis, surgido en Valparaíso el 2019 es clara: “… y la culpa no era mía, ni dónde estaba ni cómo vestía. El violador eras tú”. En la marcha del 8M había más de una pancarta con frases que aludían a esto: “nadie me preguntó cómo andaba vestido mi agresor” o “yo sí te creo”.

Hace más de 70 años que las Naciones Unidas proclamaron  el 8 de marzo como el Día de los Derechos de la Mujer. No es alentador estar atenta a estas señales. De todos depende que no tengamos que seguir marchando.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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