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La minería… ¡en serio! Opinión

La minería… ¡en serio!

Jorge Bravo Rivera
Por : Jorge Bravo Rivera Minero y profesor asistente de Derecho de Minería. Presidente Comité Chileno de la Asociación de Energía y Recursos Naturales de Australia.
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Con el título de esta opinión no quiero decir que la Convención Constitucional no se haya tomado en serio la minería, sino que, al contrario, gran parte de la Convención ha rechazado reiteradamente normas que la Comisión de Medio Ambiente ha propuesto sobre la minería, por lo cual, la voz de la Convención Constitucional ¡sí se toma en serio la minería!

Nos estamos perdiendo una oportunidad histórica, cual es, haber modernizado nuestra minería, es decir, haber cuidado lo que tenemos y haber transitado hacia una minería más desarrollada, lo que hoy en día significa transitar hacia una minería sustentable, como lo han podido hacer países como Canadá, Australia y Noruega.

Somos un país profundamente minero, y deberíamos sentirnos orgulloso de aquello. Fuimos conquistados por los minerales y, luego, ya como República, hemos sobrevivido, crecido y conformados socioculturalmente gracias a la Minería, especialmente en el Norte de Chile. Y hemos sido capaces de crear una industria Minera reconocida en todo el mundo como exitosa, con una sinergia público-privada virtuosa, siendo, por ejemplo, CODELCO un de los pocos casos de éxito de empresas mineras estatales en el mundo.

Ahora bien, como cualquier actividad humana, la minería chilena tiene luces y sombras. Pero no debemos olvidarnos de que la minería chilena es un reflejo de nuestra sociedad, sociedad que es reconocida internacionalmente como altamente desigual. Y para muestra, sólo un botón. A principio del siglo XIX el ingreso per cápita entre Chile y Australia era relativamente similar, y en dicha fecha, aproximadamente, ambas naciones gozaron de un boom minero ¿Qué sucedió en Chile? La riqueza económica que generó la minería se fue a manos de unos pocos, y no hubo mucha equidad social en la distribución de aquellas, quedándonos de esa época —principalmente— sólo ruinas dispersas dentro de nuestro hermoso desierto. ¿Qué sucedió en Australia? Por supuesto que los empresarios mineros también se beneficiaron de ese boom, creándose grandes fortunas; pero, adicionalmente, Australia aumentó su gasto (inversión) social y fue mucho más equitativa la distribución de dicha riqueza minera y, ya al final del siglo XIX, Australia sobrepasó a Chile en más de un 50% del ingreso per cápita y, hoy en día, podemos ver las claras diferencias de desarrollo social y económico que existe entre ambos países.

En síntesis, cualquier cambio o mejora al estatuto legal de la minería, por su importancia histórica, económica y social, debe ser asumido con mucha responsabilidad, en donde deben trabajar las mineras(os), expertas(os), organizaciones mineras y amplios sectores del espectro políticos, con el gran y serio propósito de transitar hacia una minería más desarrollada, que busque convertir un capital finito y natural (perteneciente a la Nación toda), en otras formas de capital que sean compatibles con el desarrollo humano y ecosistémico a largo plazo, lo que redundará en una actividad legitimada y validada socialmente, que confiera seguridad jurídica a las partes involucradas, así como crecimiento económico equitativo y mayores beneficios para la comunidad en general y, especialmente, para comunidades locales en donde se ubican los proyectos mineros.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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