Las recientes declaraciones de la presidenta de la institución, Jessica López, donde señaló que para “salir apoyando a las pymes, queremos abaratar los costos de transacción de las personas. Casi voy a decir renunciar un poco a las utilidades durante un par de años en beneficio de los clientes…”, han levantado una polémica sobre el destino de los excedentes de la entidad que, según la ley, deben destinarse al fisco y que, en caso de reinvertirse, deben contar con su autorización. Los eventuales beneficiarios de estos recursos serían los deudores hipotecarios y las pequeñas empresas, grupos desfavorecidos por la actual crisis económica. Estaría reforzando una política contracíclica que es su responsabilidad como en ocasiones anteriores, por ejemplo, en 2008-2009.
Las críticas son varias: a) el Gobierno tiene que financiar sus gastos y no recibiría los recursos del banco; b) muestra la ineficiencia de las empresas estatales –como es obvio, estas observaciones están motivadas por la defensa del resto de la banca, que se vería perjudicada por el avance de BancoEstado–; y c) la empresa estatal requiere capitalizarse para cumplir con las exigencias de Basilea III, para lo cual debería maximizar sus excedentes.
En 2021, las utilidades llegaron a $ MM364.739, después del impuesto a la renta que, en el caso de las empresas estatales, pagan un gravamen especial del 40% legal que obligadamente percibe el fisco y no podría destinarse a beneficios de los clientes. No se ha señalado si BancoEstado informó previamente de su decisión al Ministerio de Hacienda.
En todo caso, como ha sido tradicional, la institución no solo genera utilidades satisfactorias, sino una reconocida solvencia en un mercado muy competitivo. En 2021 el retorno sobre el capital alcanzó al 16,9%.
La participación en el mercado es significativa, con casi 14 millones de clientes que tienen Cuentas RUT, una de las grandes innovaciones de la entidad. Tiene 400 sucursales en el país, a las que se agregan 122 BancoEstado Express, de reciente incorporación y la atención en 33.000 cajas vecinas, otro de los principales aportes al sistema. En el país hay 148 comunas que no tienen otro banco.
En la inclusión financiera de sus clientes se destaca la filial de Microempresas, que atiende a 830.000 firmas y 82.000 pequeños empresarios. Además, administra el Fogape, entidad que otorga créditos a las mipymes de toda la banca, en que el 63% son para sus empresas y emprendedores, alrededor de 318.000 casos.
También se destaca en los 2.328 cajeros automáticos de que dispone, el 30% del sistema y disponibles en 77 comunas en que no están operando otros cajeros, otorgando un valioso activo a la población, que observa un estancamiento en el país de este servicio. La nueva App móvil es otra iniciativa adicional y progresista para rebajar costos y facilitar los trámites a los usuarios, junto a la Cuenta RUT digital.
Debe destacarse su papel histórico de fomentar el ahorro nacional con varios instrumentos, aparte de la antiguas Cuentas de Ahorro y las posteriores Cuentas RUT, en las que los saldos depositados sumaron al equivalente a US$ 13.387 millones a fines de 2021.
En su condición de banco público, tiene 1,2 millones de clientes migrantes, que hacen uso de su Cuenta RUT digital, especialmente para sus remesas y transacciones con el exterior; la mayoría son mujeres.
La participación femenina en la institución es muy importante, ya que su presencia es muy elevada en sus diferentes clientelas, tanto ahorrantes y deudoras. Como pagadoras tienen mejores indicadores que los hombres.
Desde el punto de vista laboral, es similar la distribución de colaboradores de ambos sexos; en que los empleados en el BancoEstado son 1.983 a fines de 2021 y sumando a sus filiales alcanzan a 15.489. La representación laboral en el Consejo es ocupada por una mujer, elegida en votación del sindicato único de la institución, la colectividad más numerosa del país.
El hecho de que BancoEstado sea el “banco del pueblo”, resalta su decisivo papel en varios objetivos nacionales, entre ellos, su apoyo a la reactivación; el rol social del Estado gracias a su cercanía a los de menores ingresos y la masividad de su clientela, especialmente femenina; el aprovechamiento de su capacidad innovativa en el mercado financiero y la posibilidad de cooperar en las medidas contracíclicas para moderar la inflación.
La existencia de empresas estatales se justifica cuando pueden cumplir un rol social complementario al Estado, cuando deben ayudar a hacer más competitivos algunos mercados monopólicos y abusivos, o generar transformaciones tecnológicas incipientes en una pauta para el resto, como ha sido y será este caso.
Muchas de las reacciones críticas manifestadas en este caso son normales, a ninguna empresa le agrada que sus competidores tengan alguna ventaja sobre ellas, aunque sea legítima. Para impedirla, utilizan sus instrumentos disponibles, incluso la acción de sus personeros más cercanos.
