Señor Director:
En una coyuntura geopolítica tan sensible como la de hoy, considerando 5 meses de guerra en Ucrania, la potencia en ascenso —China— y la potencia predominante durante el siglo XX —EEUU— debieran ser extremadamente cautelosas en el manejo de las relaciones internacionales y la diplomacia. Por una parte, Xi Jinping ha sido claro en relación a la reunificación de Taiwán a la República Popular China, utilizando la fuerza de ser necesario; por otra parte, desde 1979 se ha apreciado la ambigüedad de la política exterior estadounidense en Asia, que estableció relaciones diplomáticas con la República Popular China reconociéndola como el único gobierno legal de China, y a su vez, la ley de relaciones con Taiwán, que ese mismo año reconoce relaciones entre el gobierno de EE.UU. y el pueblo de Taiwán.
Posteriormente,en 1982, EE.UU. definió 6 garantías, dentro de las cuales Washington se comprometía a no reconocer la soberanía de China sobre Taiwán, y a la vez, reconocía su intención de suministrar armas a la isla, sin embargo, el núcleo de la política estadounidense ha sido reconocer el principio de «una sola China», reafirmada por el presidente Trump (2017) y por Biden (2021). No obstante, la falta de coordinación y coherencia entre el poder ejecutivo estadounidense y el legislativo (Nancy Pelosi) durante estas últimas semanas ha sido notable: Biden hace algunos días señaló que el viaje de Pelosi a Taiwán no era una buena idea, citando a fuentes militares. Por otra parte, Pelosi corre el riesgo de que la situación escale aun más, según las propias palabras del canciller chino: «EE.UU. está jugando con fuego, y los que juegan con fuego, perecerán».
EE.UU. debiera enfocarse en poner término a la guerra de Ucrania y evitar por todos los medios contribuir a una escalada bélica, en donde Rusia ha dejado claro su apoyo incondicional a China.
Por ahora, el pueblo taiwanés será el más perjudicado en el corto plazo, considerando las represalias militares que China tomará contra la isla, así como medidas diplomáticas y económicas que ejercerá para aislarla aún más.
Patricio Torres Luque.
