Publicidad
Presidente, Ud. lo dijo: avancemos en la integración regional, es urgente Opinión

Presidente, Ud. lo dijo: avancemos en la integración regional, es urgente

Eduardo A. Santos Fuenzalida
Por : Eduardo A. Santos Fuenzalida Experto internacional en asuntos de comercio
Ver Más

Reiteramos lo dicho en un comienzo: en este sector existe un campo enorme para la cooperación, introducir mejoras y avanzar a la integración regional, pero se requiere tomar la iniciativa y tener la convicción para ello. Vamos con todo, Presidente Boric.


Hoy, Chile se enfrenta a los más importantes desafíos internacionales de las últimas décadas y debemos reaccionar y responder con celeridad, a pesar de la enormidad de las urgencias y necesidades internas a las que también debemos dar respuestas efectivas. A los devastadores efectos internacionales del COVID, se suman los embates de la inestabilidad política, económica y bélica internacional, resultantes de factores que se han conjugado a partir de la guerra en Ucrania, el “nuevo” eje geopolítico chino-ruso en formación, los continuos avances y provocaciones de China en el Asia-Pacífico, y el rearme político-económico de la Unión Europea.

A todo ello, se suman la débil propuesta presentada por los EE.UU. durante la Cumbre de las Américas para fortalecer las relaciones regionales y reactivar la economía global (Summit of the Américas), así como los cambios que se avecinan ante la recomposición y articulación –a escala global– de los grandes conglomerados económicos, frente al descalabro de las redes globales de producción, cadenas de suministros y logística de distribución.

No podemos seguir ignorando este desafío, ¿pero continuaremos como hasta ahora, “por la nuestra”? Debemos decidir cómo y con quién(es) lo enfrentaremos. Ya tenemos acuerdos comerciales con todos los países de Latinoamérica, pero eso no es suficiente y podemos perfeccionarlo. El Presidente ya lo dijo: «Nos podemos salvar si estamos juntos”. Y la integración regional latinoamericana nos ofrece esa gran oportunidad. Está a nuestro alcance, pero necesitamos aunar propósitos, organizarnos y tomar la iniciativa para lograrlo.

Sugerimos iniciar el trabajo de integración propuesto por el Presidente Boric, con un enfoque limitado y centrado en el sector agroalimentario. Hay numerosas razones para ello. Esta actividad económica está presente en todos los países de la región y tiene la mayor cobertura territorial y regional. Y, a pesar de las dificultades que aún existen, es el sector comercial que ha logrado el mayor progreso: es el más dinámico y el intercambio intrarregional es el de más alto porcentaje relativo. Además, existe alta “complementariedad” comercial regional y este intercambio se rige por elevados estándares científico-técnicos aceptados internacionalmente, que reducen la posibilidad de conflicto. En este sector existe, de hecho, un campo enorme para la cooperación, introducir mejoras y seguir avanzando.

Por otra parte, los países de Latinoamérica tienen una amplia base de población campesina y/o pueblos originarios, que –con diferencias de país en país– cuentan con una amplia participación de las mujeres en las labores productivas. Al mismo tiempo, las áreas rurales, su población y las economías campesinas han sido las menos “beneficiadas” por la apertura comercial generalizada de Latinoamérica y el uso abusivo de los recursos naturales. Un proyecto de integración regional, centrado en el sector agrícola y alimentario, permitiría no solo enfrentar estos desafíos de nivel regional, sino también implementar los objetivos del programa del Presidente Boric.

Citando los más atingentes a este tema, destacamos la protección de los recursos naturales y el medioambiente, seguridad y soberanía alimentaria, integración de las regiones al proceso de desarrollo nacional, así como facilitar la participación de las pymes rurales y la Agricultura Familiar Campesina en las cadenas de comercialización, mejorando las condiciones de vida de la población más postergada del país.

Así, en este marco, podremos iniciar el proceso de integración regional, transitando por un mercado libre agroalimentario regional y, luego, avanzando a un “Mercado Común Agroalimentario de América del Sur”. Después de todo, la Unión Europea empezó hace más de 70 años con la Comunidad Europea del Carbón y del Acero, que luego dio paso a la Comunidad Económica, a la Política Agrícola Común y a la Unión Europea de hoy, de 27 miembros, y otros países a la espera. No será fácil avanzar en un proyecto de esta naturaleza, y no nos hacemos ilusiones al respecto.

[cita tipo=»destaque»]El estrechar vínculos en la producción y el comercio agroalimentario en Latinoamérica, nos permite también avanzar en la soberanía y la seguridad alimentarias.[/cita]

Así y todo, ya existe una importante interacción comercial en Latinoamérica y la ALADI –por ejemplo, a solicitud del Consejo Agropecuario del Sur– podría realizar “Consultas” para iniciar un proceso de mayor acercamiento en el ámbito económico-comercial agroalimentario. En efecto, durante el período de 2017 a 2020, los miembros de la Asociación importaron productos agropecuarios y alimentos –al interior del grupo– por un valor de 26.096 millones de dólares (promedio anual), que representan más del 36% de las importaciones totales de esos productos. El valor equivalente de la importación total de bienes llega a menos del 14%. La interacción comercial en Sudamérica es aún más estrecha, donde los países compran estos productos mayoritariamente al interior de la Región: Argentina (76%); Bolivia (84%); Brasil (53%); Ecuador (57%); Paraguay (83%); Perú (52%); y Uruguay (79%). La única excepción es Colombia (34%).

Nuestras importaciones desde ALADI representan el 59% del total de esas compras. Los cereales, carnes y frutas superan por lejos el 59%. Pero lo más significativo es que, como asociación, la ALADI –con la sola excepción de los productos lácteos– ya es excedentaria, por mucho, en la producción y exportación de productos agrícolas y alimentos. Observamos la misma situación en el caso de Sudamérica. En este sector ya tenemos una sólida base para impulsar el proceso de integración económica regional, pero debemos hacerlo con una clara convicción.

No es posible entrar en grandes detalles en este espacio. No obstante, no podemos dejar de mencionar en esta propuesta las medidas de apoyo y de fortalecimiento de las instituciones que se requiere para avanzar de manera efectiva en este proyecto. Estas corresponden a los ministerios que deberán jugar un rol clave en el proceso. Entre otros aspectos, es útil recordar la necesidad de fortalecer la capacidad de análisis comercial y negociadora internacional del sector agroalimentario tanto en Minagri (reforzando la débil Dirección de Asuntos Internacionales) como en la Subrei, dotando a esta última de los recursos necesarios para fortalecer ese sector de trabajo de la Subsecretaría (El Mostrador, 3 de enero: «Oportunidades de cambio en la institucionalidad exportadora agroalimentaria»). Igualmente, no se puede dejar de mencionar la necesidad de desarrollar y apoyar la institucionalidad que debe permitir a las pymes exportar y comercializar sus productos en mercados extranjeros, creando una Ventana Única Pyme Agroalimentaria (El Mostrador, 25 de febrero: «¡Integración regional… Empecemos con las pymes!»).

La mayor apertura de los mercados y la facilitación del comercio están primero para avanzar a un libre mercado, al mercado común alimentario y luego a la integración comercial y económica. No obstante, también deberemos incorporar otros objetivos que permitan alcanzar niveles más elevados de integración y cooperación en temas de interés de Latinoamérica, como la mitigación de la crisis climática y la protección del medio ambiente; programas de desarrollo rural y de protección de los(as) trabajadores(as), incluyendo migrantes temporales y las mujeres campesinas; la captura, adaptación y el uso de nuevas tecnologías agroalimentarias; y programas de promoción del comercio regional, entre otros temas.

Ya hemos mencionado que la producción silvoagropecuaria y alimentaria es la actividad de mayor cobertura y alcance territorial en Latinoamérica. Al focalizar el proyecto de integración en este sector económico se producirá un impacto demostrativo a lo largo de Chile, promoviendo y facilitando la integración de productores de las diferentes regiones a las cadenas productivas nacionales e internacionales. El estrechar vínculos en la producción y el comercio agroalimentaria en Latinoamérica, nos permite también avanzar en la soberanía y la seguridad alimentarias. Un mercado común agrícola y alimentario facilitará el acceso a las fuentes de alimentos existentes en la región, y nos permitirá el abastecimiento más seguro y estable de alimentos, dado que Latinoamérica y Sudamérica son –ambas– autosuficientes en todos los principales alimentos.

También, a partir de una “Ventana Única Pyme Agroalimentaria” en Chile, podremos avanzar en la creación de una “Ventana Única Regional”, facilitando el ingreso, distribución y comercialización de productos agroalimentarios en toda Latinoamérica. Esta “Ventana” deberá entregar información de condiciones, normas y estándares para el ingreso y comercialización de productos agroalimentarios; y de acceso a importadores y distribuidores de productos agroalimentarios.

Por último, en el marco de la cooperación regional, se podrá avanzar en el diseño e implementación de programas, estándares y medidas de protección de recursos naturales y medioambiente; elevar los estándares y condiciones de los trabajadores rurales; y promover la integración de los pueblos originarios a la actividad productiva y exportadora. También, se podrá avanzar en la armonización y estandarización de normas, regulaciones y prácticas para el ingreso a mercado, distribución y comercialización de productos agroalimentarios. Esta área cubre temas tales como estándares y normas de identidad de productos, higiene e inocuidad, rotulado, certificaciones de calidad y atributos especiales, entre varios otros aspectos.

Reiteramos lo dicho en un comienzo: en este sector existe un campo enorme para la cooperación, introducir mejoras y avanzar a la integración regional, pero se requiere tomar la iniciativa y tener la convicción para ello. Vamos con todo, Presidente Boric.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias