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Fortaleza institucional y cohesión social con la Nueva Constitución Opinión

Fortaleza institucional y cohesión social con la Nueva Constitución

Roberto Pizarro Hofer
Por : Roberto Pizarro Hofer Economista. Ex ministro de Planificación del gobierno de Eduardo Frei Ruiz-Tagle.
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El Estado activo permitirá un relanzamiento económico con nuevas actividades productivas, que agreguen valor a los recursos naturales, con los trabajadores y la ciencia en el centro de la vida económica. Los derechos sociales en salud, educación, vivienda, previsión y agua permitirán construir equilibrios sociales y, por tanto, una sociedad más estable. La protección del medioambiente y la naturaleza convertirán a nuestro país en un referente mundial en defensa de la humanidad. Y esto es desarrollo, no sólo crecimiento. Es lo que propone la Nueva Constitución. 


Los economistas que trabajan para los Grupos Económicos (amarillos y de derecha) realizan intensos esfuerzos por convencer a la ciudadanía que la Nueva Constitución (NC) debilitará las instituciones económicas y afectará el crecimiento. Será todo lo contrario.

En realidad, la NC sienta bases para recuperar el débil crecimiento que arrastra nuestra economía y, además, lo logrará con firmeza institucional, cohesión social y protección del medioambiente; es decir, a partir del Apruebo podremos hablar al fin, de desarrollo y no sólo de crecimiento económico.

¿Por qué lo decimos? Porque el PIB viene disminuyendo año tras año (y no sólo por la pandemia, sino durante toda la década 2010-2020) y, además, con estancamiento dramático de la productividad. Ya no cabe duda sobre el agotamiento del modelo de crecimiento rentista, fundado en el cobre, el sector forestal y la pesca, con algo de agricultura para la exportación. La ley del mineral de cobre se redujo sustancialmente, la captura de pesca industrial ha agotado la fauna marina y la explotación forestal no sólo desgasta las tierras agrícolas sino vive serios enfrentamientos con el pueblo mapuche. Sólo se salva la agricultura de exportación, la que debe desafiar complejas dificultades en el transporte internacional.

Por otra parte, es indudable que el modelo de producción fundado en recursos naturales y en el sector financiero, que caracterizó nuestra economía en las últimas cuatro décadas, ofrece poco trabajo. Y, ese es el factor estructural que multiplica la actividad informal en las calles de las grandes ciudades.

[cita tipo=»destaque»] Las exigencias medioambientales en la Organización Mundial de Comercio y el la OCDE son coincidentes con la propuesta marco indicada en la NC.[/cita]

En consecuencia, para animar el crecimiento nuevamente y generar trabajo de calidad se requiere de nuevos sectores de actividad, que agreguen valor a los recursos naturales. Es lo que permitirá potenciar de nuevo la actividad económica. Habrá que industrializar el cobre, el litio y expandir el hidrógeno verde, entre otras iniciativas.

Así las cosas, el término del Estado subsidiario, consagrado en la NC, puede abrir espacio para que la política pública fomente nuevas actividades productivas y apunte en favor de la diversificación económica (Art.182.1). Es una gran oportunidad para recuperar el crecimiento.

El Estado, ya no subordinado a los mercados, tendrá autoridad para hacer una política económica en favor de nuevos sectores de transformación, que sirvan para generar empleo y mejorar la productividad. Es el Estado consagrado en la NC.

En segundo lugar, a diferencia de lo que piensa los economistas conservadores, la NC fortalece la institucionalidad. Asegura normas claras sobre propiedad (Art. 78), junto a principios de sostenibilidad y responsabilidad fiscal Art. 183. 1). Pero, además, la NC fortalece la institucionalidad al garantizar derechos sociales. Si la salud, la educación, vivienda y previsión sociales son derechos, ello se traducirá en un mejoramiento sustantivo del denominado “capital social”, con efecto positivo en la productividad y competitividad internacional y, consecuentemente, ello favorecerá la cohesión social y un mayor crecimiento.

Por otra parte, la protección del medioambiente (Art. 19), junto a la defensa de los ecosistemas y la preservación de la naturaleza, le otorgará una valoración adicional a la actividad productiva y a los bienes de exportación de nuestro país. Las exigencias medioambientales en la Organización Mundial de Comercio y el la OCDE son coincidentes con la propuesta marco indicada en la NC.

En suma, la NC representa un avance sustantivo para nuestra sociedad. La democratiza, pero, además, abre camino a un efectivo desarrollo económico, que favorece el crecimiento, pero lo hace teniendo muy presente la cohesión social y la protección del medioambiente.

El Estado activo permitirá un relanzamiento económico con nuevas actividades productivas, que agreguen valor a los recursos naturales, con los trabajadores y la ciencia en el centro de la vida económica. Los derechos sociales en salud, educación, vivienda, previsión y agua permitirán construir equilibrios sociales y, por tanto, una sociedad más estable. La protección del medioambiente y la naturaleza convertirán a nuestro país en un referente mundial en defensa de la humanidad. Y esto es desarrollo, no sólo crecimiento. Es lo que propone la Nueva Constitución.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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