
El poder de las palabras: emoción inspiradora y motivante
Apruebo o Rechazo…. aprobar o rechazar, qué importante es el tono, el matiz con que pronunciamos o escuchamos dichos términos.
Las palabras crean la acción. Apruebo crea la imagen de amparo, protección, de cobijo. Rechazo, por el contrario, trae a la mente el apartar, expulsar, desestimar. La palabra tiene el poder de crear y destruir, es reveladora la influencia que tiene el lenguaje sobre nuestras formas de convivencia, la magia de la palabra consiste en utilizar el lenguaje para desarticular modelos mentales nocivos y adoptar otros que nos beneficie.
Frecuentemente, palabra y emoción van íntimamente unidas, y con ayuda de la psicología, convengamos que con un buen esfuerzo ante un desafío, reaccionamos con satisfacción y alegría. En cambio con el miedo, la suspicacia o la desconfianza, en lo que concierne a nuestra aptitud de comprensión, juicio y razonamiento, el miedo puede hacernos perder la capacidad de controlar nuestra conducta, motivando que reaccionemos de manera similar a otras especies menos evolucionadas como los reptiles, luchando, huyendo o quedando paralizados.
Cualquier cambio en nuestras vidas no sucederá sin unas palabras inspiradoras.
Nuestras respuestas podrían no hacer nada o podrían estimular una reacción de tal manera que el impulso se hace evidente cuando nos unimos a otros en el camino. Y Machado, el poeta, nos recuerda «Caminante no hay camino, se hace camino al andar».
«Abrir las puertas a ese camino, a ese caminar», serían, por estos días, las palabras justas e inspiradoras para cualquier cambio en nuestras vidas.
Palabras, en fin, que nos permitan transformar creencias limitadoras en otras constructivas y potenciadoras.
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