Como dice el refrán, las elecciones no se ganan ni se pierden, solo se explican.
Mi interés no es efectuar un análisis político, de eso ya tenemos bastante y cada uno sacará sus propias conclusiones.
Vamos a cumplir tres años desde el llamado levantamiento social, lamentablemente mezclado con una delincuencia incontrolable en su época. Una clase política que no entendió los cambios que requería la sociedad; los déficits en salud, seguridad, pensiones, educación, desigualdad y medio ambiente eran la tónica desde hace muchos años.
Desde el punto de vista de inversión y crecimiento, el escenario sigue siendo complejo.
Hemos estado en una tormenta perfecta, con un proceso político-constitucional que continúa, un alza desmesurada de precios de energía, granos y transporte ayudados por una guerra que no tiene visos de terminar en forma breve. ¿Alguien se acuerda de la pandemia?… Sí, tuvimos y tenemos una, la cual fue la causante de que gran parte que los gobiernos salieran en auxilio de sus habitantes.
En 2021, el PIB de Chile creció un 11,7 % impulsado en gran medida por una gran respuesta fiscal (9% PIB) y los retiros de fondos de pensiones. Por otra parte, la deuda pública alcanzó el 37 % del PIB, la más alta en tres décadas y es probable que siga al alza.
Contener la inflación a nivel mundial es uno de los principales objetivos de los Bancos Centrales y la subida de tasas para contener la demanda de bienes y servicios será de una magnitud relevante.
En nuestro país, se acaba de conocer que el IPC de agosto se disparó 1,2%, acumulando 9,9% solo en 2022. Si llevamos el análisis al dato anualizado, por primera vez en treinta años superamos el 14%. Es decir, nuestro poder adquisitivo se ha deteriorado en esas cifras y la gran mayoría de las personas no tiene reajuste por IPC. Lamentablemente, el mayor costo lo sufren los que menos tienen. Ya estamos viviendo una recesión ad portas y su extensión dependerá en una parte a la velocidad en que se ajusten los precios.
¿Se acuerdan que nos decían los “jaguares de Latinoamérica”? Eso es parte del pasado. No seremos jaguares ni gatos a menos que las bases de crecimiento sean seguras y, de una vez por todas, el mundo político y empresarial logre un consenso. La inversión y crecimiento llegarán con las señales claras que se vayan imponiendo; la moderación y respeto deben ser una constante y no la excepción.
Qué expectativas podemos esperar para los inversionistas. Según mi opinión, por el momento, un “Veranito de San Juan” hasta no ver el modelo a utilizar para una nueva Constitución y, en especial, ver los resultados de esto.
¿Entonces qué se hace con las inversiones? 1) diversifique en moneda y sea consistente con su nivel de riesgo; 2) aproveche las atractivas tasas de depósitos; 3) más temprano que tarde el BCCH habrá llegado a una tasa de equilibrio, por lo que no es mala idea tener una parte de sus inversiones en tasas nominales; 3) analice las inversiones en fondos alternativos, como los son los de deuda que entregan un atractivo riesgo/retorno; 4) no sea sobreoptimista, siempre todo puede estar peor, por lo que cuide la liquidez.
Como decía Napoleón Bonaparte; “Solo con la prudencia, la sabiduría y la destreza se logran grandes fines y se superan los obstáculos. Sin estas cualidades nada tiene éxito”.