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Presidente, y ahora, ¿qué haremos con China?: el abrazo del panda Opinión

Presidente, y ahora, ¿qué haremos con China?: el abrazo del panda

Eduardo A. Santos Fuenzalida
Por : Eduardo A. Santos Fuenzalida Experto internacional en asuntos de comercio
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En el capítulo anterior de esta serie, creo haber mostrado la total indiferencia de nuestro Gobierno por los abusos cometidos en contra de minorías uigures en China, que fueran denunciados por ONGs y por las Naciones Unidas (Informe de Michelle Bachelet) a fines de agosto. También en el capítulo anterior, discutí el avanzado grado de dependencia de nuestro comercio internacional del mercado chino, el histórico pobre comportamiento de China con Chile y su pobre récord en materia medioambiental. Me pregunto: ¿por qué se ofendió a Israel de manera tan pública recientemente, por los eventos ocurridos en Cisjordania / Gaza días antes, y se ha actuado de manera tan diferente frente a China, por abusos y atrocidades cometidos durante años? ¿Tendrá algo que ver con el enorme tamaño del mercado chino y la autoimpuesta dependencia económica? Tiendo a creer que sí y, por ello, en el presente capítulo analizo diferentes facetas de nuestra creciente dependencia de China.

Más allá del creciente desequilibrio en nuestra balanza comercial con China, sospecho que, además, nos están pasando –como en el dicho– “gato por liebre”. No es especulación, pues los antecedentes existentes para otras regiones, muestran que China es campeón en el tema. La Oficina del Representante Comercial de EE.UU. (USTR) informa que “… China continúa siendo la fuente número uno de productos falsificados en el mundo … [y destaca que los productos chinos representan …] el 79% del volumen de productos falsificados o pirateados, incautados por el Servicios de Aduanas de los EE.UU. en 2020 [destacando que el tráfico ha declinado …] como resultado del aumento de las ventas en línea de productos falsificados …” (“2021 Review of Notorious Markets for Counterfeiting and Piracy”, USTR, Washington D.C.; pág. 41; mi traducción y énfasis).

En cuanto a Europa, la Agencia EFE (25 de octubre, 2021) cita el estudio publicado por la OCDE y EUIPO (Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea) y destaca que “… más del 50% de los productos falsificados incautados en las fronteras de la UE proceden del comercio electrónico … [y las cifras de productos falsificados detenidos …] confirman que China … acapara este mercado ilegal con más del 75% de los productos (de todo tipo) que llegan a Europa”. En segundo lugar, estaría Hong Kong (5,7 %) (Global Trade in Fakes – A Worrying Threat, OCDE & EUIPO, 2021). Si sumamos Hong Kong (territorio controlado por China) a las cifras del gigante asiático, los resultados son muy similares al estudio del USTR (mi énfasis).

No cuento con antecedentes concretos de lo que ocurre en Chile en este ámbito, excepto información muy esporádica de prensa sobre el tema, pero tomando en consideración los informes publicados por la OECD y el USTR, no debería sorprendernos si –con la débil institucionalidad comercial que aún tenemos– somos víctimas del contrabando de “piratería” y de falsificaciones provenientes de China, que nutren el comercio ilegal callejero. ¿Y los fuegos artificiales utilizados en los “funerales narcos”? Nuestros “socios” son los campeones en la fabricación de fuegos de artificio.

No propongo interrumpir las relaciones económico-comerciales que hoy tenemos con el gigante asiático. Eso es impracticable. No obstante, debemos realizar una profunda revisión de cómo han sido conducidas en las últimas décadas y en qué dirección están apuntando, en especial, desde el regreso a la democracia, pues los últimos presidentes –en particular Michelle Bachelet y Sebastián Piñera– profundizaron dichas relaciones. Creo que necesitamos analizar y revaluar las múltiples facetas de nuestras relaciones con el gigante asiático y, más en general, nuestra aproximación al comercio internacional, su impacto en los más necesitados, y la efectividad de las instituciones que deben estar al servicio de este comercio, y que ya están totalmente sobrepasadas.

Tengo la convicción de que deberemos reducir la interacción comercial con China y, de una vez por todas, priorizar los temas de transferencia tecnológica en nuestras relaciones internacionales. Pero eso no será fácil, pues China ha desarrollado sus vínculos en múltiples direcciones y solo en función de sus intereses globales, y no los de Chile, lo que espero mostrar en el resto de esta serie.

Así, en su exploración de la preeminencia global, China no cesa de desafiar el “orden establecido” y de buscar apoyo entre los países en vías de desarrollo, incluyendo el hemisferio occidental y –por qué no– Chile. Y si están dotados de amplias fuentes de recursos naturales, mucho mejor. En 2013, Xi Jinping anunció la llamada iniciativa de la “Segunda Ruta de la Seda” que inauguró oficialmente en 2015 (China Daily, 30/03/2015). Esta, con el soporte comunicacional del “Belt and Road Forum for international Cooperation”, ha venido sumando a la iniciativa a diversos países de Asia Central, del Medio Oriente, de África y de América Latina, incluyendo a Chile, Argentina y Perú, entre otros. El primero de los “Belt and Road Forum” (2017) incluyó a la Presidenta Michelle Bachelet (China.org.cn; 27 de mayo, 2017) mientras que el segundo Foro, en 2019, contó con la participación del Presidente Piñera.

La “arremetida” de China no se quedó ahí. En abril de 2022, en la Conferencia Anual del Foro de Boao, presentó la “Iniciativa para la Seguridad Global”, y poco antes, en septiembre de 2021, en la Asamblea General de la ONU, Xi Jinping propuso la llamada “Iniciativa para el Desarrollo Global”, con foco en los países en desarrollo y –supuestamente– en respuesta a la crisis generada por el COVID (Xinhua Español, 22/09/2021) con el fin de “… hacer un llamamiento a la comunidad internacional para que conceda más importancia a la cuestión del desarrollo”. Y así, pocos días atrás, el embajador Niu Qingbao, organizó –en conjunto con instituciones chilenas– una “miniversión» de la “Iniciativa Global” del presidente Xi Jinping. De acuerdo a Ex-Ante, en la versión chilena (“Iniciativa para el desarrollo global: nuevo horizonte para la Cooperación China-Chile”) “… las autoridades chinas hablaron del riesgo de un colapso del sistema alimentario mundial, a partir de las guerras, el Covid y el cambio climático, lo que abrió un debate respecto de las contribuciones de Chile al respecto” (13 de septiembre). ¡No deja de sorprender el interés de China en nuestras exportaciones agrícolas y de alimentos!

Según información del World Economic Forum, a junio de 2017, cerca de un centenar de países ya habrían manifestado su interés en la iniciativa de Xi Jinping, generando proyectos por cerca de 1.000 millones de dólares. Y, al parecer, la participación de nuestros presidentes fue más allá de solo visitas de cortesía: Chile habría pasado a ser parte del Asian Infrastructure Investment Bank (AIIB), un pilar de la iniciativa de Xi Jinping (China.org.cn, 23 de mayo, 2017) y, según información de InvestChile (15 de mayo, 2019) y de MINREL (24 de abril, 2019), los presidentes de Chile habrían firmado diversos acuerdos, incluyendo, entre otras materias, acerca de temas políticos, económico.comerciales, así como relativos a ciencia y de tecnología.

Al parecer, la ofensiva de China está siendo efectiva, pues los flujos comerciales siguen moviéndose en favor del gigante asiático. También crece su inversión en Latinoamérica. “Tenemos las manos llenas” y poca claridad en materia de respuestas. Y, Presidente, ¿qué espera hacer con el “regalito” que le dejaron sus antecesores? ¿No lo tiene claro? No importa. El locuaz embajador de China nos da un par de “pistas” al respecto o, más bien, creo, nos hace un “rayado de cancha”. En su  entrevista con El Mostrador, del 19 de marzo, informó lo que conversó con el Presidente electo, comentando que Gabriel Boric concede “gran importancia” a las relaciones bilaterales y que se habría comprometido “a reforzar los intercambios y la cooperación entre ambas partes”. 

Sorprendentes declaraciones del embajador al adelantar, en público, lo conversado con el entonces próximo Jefe de Estado. El embajador Niu Qingbao nos informó también que “China está dispuesta a trabajar con Chile en mejorar la estructura del comercio bilateral, aumentar el valor añadido de los productos exportados, profundizar la cooperación en las inversiones en ámbitos prioritarios …” (mi énfasis), ¿ámbitos prioritarios para quién?

En materia ambiental, el embajador comentó que deberán hacer un gran esfuerzo para cumplir con los acuerdos establecidos, pero que “… cumpliremos nuestras promesas y tomaremos medidas decididas al respecto, y tenemos plena confianza de lograr los objetivos fijados, realizar la mayor disminución de la emisión de carbono en el mundo…”. Siento contradecirlo, embajador. La información existente indica que China apunta al 2060 para alcanzar la carbono-neutralidad, y el acuerdo sería para el año 2050. Y, en cuanto a los temas de comercio, no estoy seguro de cómo intenta trabajar con Chile para “mejorar la estructura del comercio bilateral”, “aumentar el valor añadido” de las exportaciones y “profundizar la cooperación en las inversiones en ámbitos prioritarios”. ¿Propone acaso modificar el TLC? ¿Canalizará el comercio solo vía empresas del Estado Chino, a fin modificar la estructura y sus montos? De lo contrario, veo súper difícil que puedan cumplir el “ofertón”. Me gustaría creerle, pero lo veo difícil de lograr.

En el próximo y último capítulo de la serie, concluiré con la presentación de los aspectos finales del “abrazo del Panda” y sus graves implicancias; y presentaré sugerencias para gerenciar estos desafíos.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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