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Una visión en torno al futuro de Plaza Italia Opinión

Una visión en torno al futuro de Plaza Italia

Alejandro Gana Núñez
Por : Alejandro Gana Núñez Sociólogo urbanista e investigador de la Universidad de Palermo.
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La elección del monumento es un tema relevante. La estatua del Genio de la Libertad que da el nombre a Plaza Italia, podría tener un simbolismo interesante para aportar al conjunto, y su revaloración podría constituir una validación histórica del rol popular y ciudadano de este espacio. El diseño de un monumento podría también ser un proceso interesante, con participación de diversos artistas, y con la incorporación de símbolos que contribuyan al rol del encuentro, o a otras representaciones sobre qué significa dicho lugar: la puerta de entrada o el escenario. La planificación del entorno paisajístico requiere de un proyecto serio, con visión de futuro para la ciudad, pero también con conexión histórica, con perspectiva de conjunto de escala y relevancia metropolitana, que logre complementar las necesidades de flujo y de encuentro. 


Hace algunos días giró en la agenda política del día el encuentro entre las alcaldesas Hassler y Matthei junto al nuevo Subdere Nicolás Cataldo, sobre todo por la llamativa foto entre estos dos personajes políticos, aunque uno de los motivos del encuentro fue una pauta conjunta de prensa sobre la recuperación del espacio público en torno a Plaza Italia.

Llamativamente en el clima político posplebiscito vuelve a usarse más seguido esta última denominación, aunque se mantiene el nombre de Plaza Dignidad, especialmente en referencia al lugar de la manifestación y la protesta social. Definitivamente, ante el retiro de la estatua de Baquedano, cualquier intervención sobre la rotonda implicará que este nombre ya no tenga mayor sentido. La denominación Plaza Italia, por más que no lo parezca, tiene un arraigo popular importante. Hay que considerar que desde 1928, en que se instala el monumento para conmemorar el triunfo en la Guerra del Pacífico con la figura de Baquedano al centro –desplazando a un costado la estatua donada por la comunidad italiana– hasta 2019 –o sea prácticamente por 100 años–, la ciudadanía continuaba masivamente llamándola Plaza Italia, y bajo ese nombre fue escenario de masivas protestas desde la década de los 80, y de celebraciones nacionales y deportivas en las décadas siguientes, para luego adoptar el concepto de Dignidad.

La intervención urbana sobre este conjunto paisajístico y monumental es indispensable y el inicio de acuerdos y acciones en este sentido parecen inminentes, pero es importante ante cualquier intervención tener en cuenta ciertos elementos urbanísticos e históricos, algunos de los cuales desarrollé en un artículo publicado en 2021: “Estructuración del espacio público entre política y fiesta: el caso de Plaza Italia en Santiago, Chile”.

Debe considerarse, en cualquier intervención, que aquello que entendemos por Plaza Italia es el principal conjunto paisajístico urbano de la ciudad de Santiago, dada la confluencia en este punto de tres parques centrales, el Forestal, el Bustamante y el Balmaceda, junto al pequeño zócalo a la salida del Metro Baquedano, la presencia del río Mapocho y la vista hacia el cerro San Cristóbal hacia el norte. El conjunto además es de un claro carácter cívico e histórico, pues reúne una serie de monumentos y estatuas, de Manuel Rodríguez, de José Manuel Balmaceda, el Genio de la Libertad (donada por la comunidad Italiana), y la fuente (Alemana) de Mercurio y Victoria junto a un minero y a una mujer criolla. Es además un conjunto de carácter laico, pues si bien se le denomina “plaza”, no tiene edificios religiosos. Por último, es un conjunto con características escénicas, por la simetría de los edificios contiguos, por la amplitud del espacio visto desde el centro de la rotonda, y por la presencia del teatro de la Universidad de Chile.

Todas estas características conforman un conjunto de espacio público con una gran capacidad para el encuentro, para la recreación, y para el autorreconocimiento histórico y cívico. Además de esta condición del espacio, construida históricamente, Plaza Italia es el principal nodo urbano de la ciudad, el punto neurálgico de Santiago, donde se entrecruzan los más importantes viajes de la ciudad: la Alameda, que atraviesa la ciudad desde Lo Barnechea hasta Pudahuel y la carretera 68, y Vicuña Mackenna, que desde el centro se proyecta hasta Puente Alto, y que tiene también cierta proyección hacia el norte luego del puente Pío Nono. Además se encuentran en este punto las líneas de metro que son espejo de aquellos ejes viales, la línea 1 y la línea 5. La importancia de este punto en la confluencia de personas desde distintas partes de la ciudad, potencia enormemente sus históricas capacidades de encuentro y recreación.

Estas a su vez se han alimentado desde los 80 por la presencia de universidades y facultades en las cercanías, las facultades de Derecho, de Química, y de Arquitectura de la Universidad de Chile, la Universidad Católica y actualmente otras universidades privadas. Su carácter recreativo se potencia a su vez por el barrio Bellavista, por la cercanía con el barrio Lastarria y el GAM.

De esta forma, Plaza Italia es un conjunto que se ha estructurado urbanamente para el flujo de personas, el encuentro, la recreación y la manifestación. La presencia de Baquedano, que pierde significación para un sector de la población menos ligado a las Fuerzas Armadas, o a la importancia de la nación chilena como imaginario desarrollado a inicios del siglo XX, entraba en contradicción con el carácter de plaza del pueblo que fue asumiendo no solo desde hace 40 años. Plaza Italia y en especial su parte central, Plaza Baquedano, en la década de los 60 era un parque emblemático de la ciudad, donde los turistas iban a sacarse la foto de rigor. En este marco puede entenderse la extemporánea foto de Piñera, que pide un último recuerdo del lugar en su forma representativa del siglo XX.

Las intervenciones que se hagan en este espacio debieran considerar estas condiciones de base, que no son dadas sino que se han estructurado históricamente, con el crecimiento que ha tenido la ciudad durante el siglo XX hasta hoy. Un proyecto sobre este espacio tendrá que lidiar con los requerimientos de tránsito de la avenida, de accesibilidad y de funcionalidad del comercio, pero también tendrá al mismo tiempo que considerar su vocación de encuentro, la cual, de ser negada por proyectos sin conexión con la historia y la función social del espacio, será de una u otra manera recuperada.

La iniciativa tendrá también que comprender la relación de la plaza central con los parques circundantes, lo cual es una oportunidad, pues la intervención de fines de los 90 bloqueó la relación entre estas áreas verdes, con efectos más que claros en el deterioro del parque Balmaceda, y de áreas verdes residuales, como el triángulo al oriente de la rotonda y la franja verde al norte de la misma.

En este sentido es fundamental evitar que la función de transporte anule la de encuentro, como ocurrió con la adición de la entrada a la autopista al borde del río, y otras intervenciones, o con la instalación de cierres o zonas enrejadas como fue evidente desde inicios de los años 2000, cuando Baquedano permanecía tranquilo, pero entre vallas papales.

La elección del monumento es un tema relevante. La estatua del Genio de la Libertad que da el nombre a Plaza Italia, podría tener un simbolismo interesante para aportar al conjunto, y su revaloración podría constituir una validación histórica del rol popular y ciudadano de este espacio. El diseño de un monumento podría también ser un proceso interesante, con participación de diversos artistas, y con la incorporación de símbolos que contribuyan al rol del encuentro, o a otras representaciones sobre qué significa dicho lugar: la puerta de entrada o el escenario.

La planificación del entorno paisajístico requiere de un proyecto serio, con visión de futuro para la ciudad, pero también con conexión histórica, con perspectiva de conjunto de escala y relevancia metropolitana, que logre complementar las necesidades de flujo y de encuentro.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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