
En agosto de 2020 un informe del Servicio Civil informaba que el trabajo presencial en los servicios públicos ya llegaba al 65%. En ese entonces se explicaba que la principal razón para volver a las oficinas era retomar la atención al público.
Han pasado dos años y 6 meses desde esa noticia, la presencialidad ha regresado y las oficinas del Servicio Nacional de Migraciones siguen cerradas para hacer consultas. Todas las preguntas y trámites deben hacerse de forma online.
En marzo se cumplirán tres años desde que dejaron de atender de forma presencial. En todo ese tiempo ¿Qué han hecho los adultos mayores o las personas que no tienen manejo informático? O incluso, ¿Qué pueden hacer las personas que reportan fallas en los procesos de la página o no tienen acceso estable a Internet?
No debemos olvidar que en Latinoamérica menos del 40% de la población tiene habilidades básicas de informática tan simples como copiar un archivo o enviar un correo electrónico con un archivo adjunto. ¿Qué puede hacer más del 60% restante si tiene una duda o necesita hacer un trámite?
Mucho se habla de querer una migración ordenada, sin ingresos por pasos irregulares y que quienes vengan a nuestro país cumplan los requisitos y trámites para ingresar de forma regular. El primer paso, es que exista oficinas a las que los migrantes puedan ir para ser asesorados y para realizar procesos que muchas veces son complejos y enredados.
Estamos de acuerdo con que hay que avanzar hacia la transformación digital, pero no podemos esperar que se haga de forma abrupta, discriminando a quienes, por una razón u otra, no han tenido acceso a la tecnología.
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