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Elección sin emoción Opinión

Elección sin emoción

Guido Romo Costamaillère
Por : Guido Romo Costamaillère Director de Encuestas y Opinión Pública Gemines Consultores
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El interés en el tema constitucional tiene sus acciones a la baja, cuyo valor depende absolutamente de los resultados del domingo 7. Un cansancio o aburrimiento natural, la percepción de que al final nada cambiará, el descrédito de la clase política y una comunicación que habla de todo, menos de lo que nos convoca: la elección de consejeros constitucionales. ¿Y por qué ocurre esto, por qué la comunicación parece estar tan perdida?


“Comunicación sin emoción”, cantaba Gustavo Cerati por los años 80. Y la próxima elección del 7 de mayo no parece despertar muchas emociones, a juzgar por las conversaciones de la gente (del votante) y especialmente a partir de la comunicación asociada, que partió con el nombramiento de los candidatos a consejeros constitucionales. Y destaco nombramiento porque de participación o democracia nada hubo en ese proceso, un proceso que con un carácter distinto hubiese ayudado a prender un poco el ambiente. Un ambiente tan frío como el invierno que al parecer se nos avecina y que solo motiva a los incumbentes y a segmentos muy específicos de la población.

Recordemos que el domingo 7 de mayo de 2023 la ciudadanía elegirá 50 consejeros constitucionales, sus representantes en este camino, quienes discutirán y debatirán sobre una propuesta de texto de nueva Constitución, previamente elaborada por los expertos designados por los partidos. Tampoco suena muy participativo ni emocionante. No hay épica alguna hasta ahora.

Ya hace casi un mes que se inició la franja electoral televisiva para la elección de los representantes del futuro Consejo Constitucional y que finaliza el 4 de mayo. A modo de comparación, la franja del plebiscito del 4 de septiembre tuvo un promedio de 33,2 puntos, mientras que la franja actual promedia 26,6 (datos oficiales). Si bien esto debiera incrementarse hacia su final, algo dice sobre la diferencia de interés entre ambas votaciones.

Obviamente el interés en el tema constitucional tiene sus acciones a la baja, cuyo valor depende absolutamente de los resultados del domingo 7. Un cansancio o aburrimiento natural, la percepción de que al final nada cambiará, el descrédito de la clase política y una comunicación que habla de todo, menos de lo que nos convoca: la elección de Consejeros Constitucionales. ¿Y por qué ocurre esto, por qué la comunicación parece estar tan perdida?

Hay varias posibles respuestas y lamentablemente ninguna suena muy bien para la democracia, que debiera ser el último bastión que todos defendamos.

Una de ellas es que los partidos, en cuyas manos –no está de más reiterarlo– está el actual proceso, prefieren utilizar este espacio para aumentar sus puntos en cualquier ranking existente y está claro que hablar de la Constitución no suena particularmente entretenido, en el Chile de hoy

Claramente, esto prima en las franjas de los sectores de oposición, francamente dedicadas a exprimir al máximo la línea de crédito del triunfo del Rechazo, maximizar el temor (una percepción real) prendido en la población y derechamente (con todo lo que ello significa) a atacar el Gobierno. De la Constitución hablan poco y nada. Pero hablan en un lenguaje que conecta con los sentimientos predominantes hoy día y aquello es su fortaleza.

En  la franja oficialista, los problemas no son menores aunque en un sentido  distinto. Si bien hay un mayor intento por tocar temas relacionados con la Constitución, por primera vez parece hablar en un lenguaje menos moderno, menos cercano y menos emocionalmente cercano que la derecha. Es decir, está más bajo donde siempre ganaba por lejos. Adicionalmente, la fragmentación de mensajes al ir separados cansa y no cierra con un mensaje claro y unitario.

¿Emoción ciudadana entonces? Poco y nada si comparamos con elecciones anteriores, donde se sentía una pulsión en el ambiente. Queda muy poco para lograr que esto cambie, sin pasar por sucesos extraordinarios. Entonces, quizá la comunicación, más que fuera de foco, podría estar reflejando el sentir de la gente y una apatía general frente a la elección de consejeros en particular y el nuevo proceso constituyente en general.

Finalmente, ¿quién tiene claro lo que viene si hay un nuevo Rechazo en diciembre? Por cierto, las franjas ni rozan el tema, tal vez piensan que es muy pronto para aquello. Pues, volvemos a la Constitución del 80 y no hay ánimo en el país para intentar un tercer proceso, para los que piensan jugar al voto blanco o nulo en el plebiscito de salida y que no perciben el valor de elegir los consejeros correctos, que representen sus ideas. Como siempre, no da lo mismo quienes ganen y este domingo 7 no es la excepción.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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