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La estrategia nacional para la estrategia nacional del Litio Opinión

La estrategia nacional para la estrategia nacional del Litio

Felipe Rivera S
Por : Felipe Rivera S Sociólogo, Master en Antropología y Desarrollo y Master en Innovación
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No cabe duda que el rol del Estado es clave en revertir la balanza desde la producción de comodities hacia la producción de mayor “valor agregado”. Se trata de orquestar la institucionalidad para que sector y empresas hagan un mayor aporte cuantitativo hacia la innovación.


Desde hace unas semanas hemos intensificado nuestra preocupación por aquello que debiese considerar una estrategia nacional del litio. Hasta ahora parece ser que la discusión ha estado enfocada en la figura legal para su explotación, en tanto cuanto Estado y mercado ello supone. Resuelto esto es necesario mayor profundidad, ya que sin duda debemos saber recoger la preocupación de todos los actores para que la inversión sea favorable en el largo plazo, tanto para el capital, las comunidades y el país. Es urgente responder ¿en qué industria estamos queriendo participar? ¿cuál es el potencial de desarrollo que engloba para Chile la explotación de Litio? y, sobre todo, ¿qué rol queremos jugar en una nueva ola de revolución tecnológica impulsada por esta nueva fuente de energía?. 

Si entendemos que la industria en la que vamos a jugar no es, o al menos no debiese ser, la de la neta explotación de litio, ya que se trata del recurso clave para el desarrollo de una revolución tecnológica más grande. Entonces, el desafío es estar preparado para el desarrollo de nuevos productos, con mayor valor agregado, con base en energías renovables, con alta capacidad de innovación en la medida que el mercado se vuelve mayormente competitivo. 

Una estrategia de largo plazo para un sector netamente extractivo es posible si somos capaces de poner “conocimiento” como principal factor para impulsar mayor diferenciación. Por consiguiente, ¿cuáles son las empresas grandes, pequeñas, medianas, las instituciones de formación técnica y profesional, universidades, que acompañaran la estrategia para el despliegue potencial en esta ola tecnológica? ¿con qué investigación ya contamos, cuáles son las patentes que debiesen ser estratégicas, con qué trabajadores cualificados vamos a operar, y que capacidad de desarrollo empresarial vamos a impulsar? son algunas de los cuestionamientos que debiesen asegurar un mayor impacto de los recursos naturales y de la inversión.

No cabe duda que el rol del Estado es clave en revertir la balanza desde la producción de comodities hacia la producción de mayor “valor agregado”. Se trata de orquestar la institucionalidad para que sector y empresas hagan un mayor aporte cuantitativo hacia la innovación. Los casos de Finlandia, Nueva Zelanda, Corea, Israel, Noruega, y otros, son ejemplos que vale la pena volver a mirar. Cada uno ha impulsado vías particulares para lograr el objetivo de aumentar su producto interno por la vía del valor agregado. No obstante, es posible identificar un elemento común a todos estos casos: trabajo en redes de colaboración público-privados con alto desarrollo de investigación, transferencia, y priorización del desarrollo social de la población.

 

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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