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El rol de los expertos en el Consejo Constitucional Opinión

El rol de los expertos en el Consejo Constitucional

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La transversalidad es vital para construir y sostener la legitimidad de una nueva Constitución, y el ejemplo y ayuda de los expertos ofrece un marco para culminar exitosamente este proceso.


El arrollador resultado de la elección del 7 de mayo en favor de la derecha (representada por Chile Vamos y el Partido Republicano), abrió el temor de que el Consejo Constitucional repitiera un error de la Convención Constitucional, que estuvo dominada por distintos sectores de izquierda. Esto es, que un sector usara su condición de supramayoría para definir un proyecto constitucional que, al no incorporar sustantivamente a una minoría circunstancial, fue incapaz de interpretar a la mayoría de los chilenos. Este temor al fracaso se refuerza ante el importante rechazo ciudadano que genera el nuevo proceso constituyente aún antes de que el Consejo Constitucional inicie su trabajo.

No obstante, los miembros de la Comisión Experta pueden entregar una valiosa lección a los consejeros para evitar el error de la Convención y contribuir al éxito del proceso constitucional. Esto, porque luego de terminar el anteproyecto constitucional, los expertos siguen activos en el proceso al incorporarse al Consejo Constitucional como miembros con derecho a voz, pero no a voto. Así, podrían usar esa posición para asumir un rol informal como guías de los consejeros, transmitiendo su experiencia en torno a la negociación y construcción de acuerdos transversales.

Conscientes de la sombra del fracaso de la Convención y del papel crucial que jugaba la Comisión Experta al elaborar la base sobre la que discutiría el Consejo, los expertos buscaron llegar a acuerdos políticos amplios. La búsqueda de la transversalidad fue favorecida por las redes interpersonales preexistentes entre varios de los consejeros, forjadas a nivel profesional o académico. Estos vínculos previos tendieron puentes entre partidos y afinidades ideológicas dentro de la Comisión Experta, facilitando el diálogo franco de posiciones políticas y ahorrando tiempo al momento de negociar artículos.

La combinación de esas redes y la conciencia sobre la responsabilidad que les cabe en el proceso constitucional, motivó a los expertos a aprobar normas por consenso en la mayor cantidad de áreas posibles y, donde ese estándar no fuese posible, aprobar normas con más votos de los exigidos por el quórum de tres quintos. Así, procuraron adaptar el contenido de los artículos para que atrajesen a la mayor cantidad de sensibilidades políticas posibles. Esta coordinación informal no impidió la existencia de disensos donde no fue posible converger, como en la regulación constitucional de un sistema de salud. No obstante, gracias a este esfuerzo, aunque ningún sector quedó completamente conforme con el anteproyecto, todos se sienten representados con el resultado.

El Consejo Constitucional no parte desde la misma base, ya que los consejeros carecen de las redes preexistentes que beneficiaron a la Comisión Experta. Asimismo, la supramayoría de la derecha ofrece la tentación de crear una Constitución a la medida. Sin embargo, la presencia de los expertos en el Consejo podría persuadir a los consejeros de sus respectivos sectores a mantener la voluntad de diálogo, el realismo político, la mirada a largo plazo y el sentido de responsabilidad necesario para desprenderse de algunas aspiraciones en pos de buscar acuerdos amplios. La transversalidad es vital para construir y sostener la legitimidad de una nueva Constitución, y el ejemplo y ayuda de los expertos ofrece un marco para culminar exitosamente este proceso.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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