Lo único que no es libre, es actuar con libertad. Pero es deseable ejercerla como lo haría Jesús. Una buena manera de hacerlo, aunque sencilla, es atender al vecino crucificado y a los crucificados sin más.
El viernes 29 de marzo es feriado. Los chilenos(as) podrán no ir a trabajar y dedicar la jornada a lo que quieran. Los cristianos recordarán a Jesús, su amor hasta el final. También quienes no son cristianos podrán pensar en él y sorprenderse con su entrega. Porque tener fe en Cristo es una cosa, pero admirarlo y querer imitarlo es otra.
Hay, sí, un asunto más de fondo. Dado que la Iglesia cree en Jesús, cabe preguntarse en qué se traduce realmente creer en Dios. ¿Qué es creer? Puede darse que los que dicen creer, crean en realidad en cualquier cosa o que su fe no esté a la altura del cristianismo que profesan; pero también existe la posibilidad de que quienes no son cristianos, en la práctica se comporten como si lo fueran.
¿Cómo?
En Semana Santa la Iglesia celebra la máxima expresión del amor. Pues bien, si alguien cree que el amor es el principio más profundo de realización del ser humano, tal persona es, de hecho, cristiana. El mejor ejemplo de cristianismo es el mismo Jesús. La fe de Jesús en que Dios lo amaba a él y a la humanidad, lo realizó a él como persona. Su fe no lo sacó del mundo, no lo evadió, no lo alienó. Todo lo contrario: lo comprometió con su transformación de la sociedad de su época y tuvo que atenerse a las consecuencias. El sueño de Jesús fue un mundo radicalmente humano.
Un viernes mataron a quien enseñó cómo se da y cómo se recibe; cómo se ofrece el perdón y cómo se perdona. Si usted cree en esto, acierta con la esencia del cristianismo. Si no, aunque esté bautizado y haya recibido los demás sacramentos, tal vez su cristianismo esté centrado en cosas secundarias o sea intrascendente.
Quedemos hasta aquí. Si usted quiere exponerse para saber si tiene fe o no, responda a las siguientes preguntas:
¿Se alegra con la alegría de los demás?
¿Es capaz de indignarse contra los prepotentes?
¿Hace o quisiera hacer algo para aliviar el sufrimiento ajeno?
¿Le duele la crisis socio y medioambiental y hace algo para superarla?
¿Estaría usted dispuesto(a) a reclamar contra la injusticia cometida contra pobres o ricos?
¿Está dispuesto(a) a dar la vida por sus amigos?
¿Cree que violar los derechos humanos es un pecado?
Si responde afirmativamente a estas preguntas, quiere decir que usted tal vez tenga fe. Y, si no, vea qué hacer. No se sienta presionado(a) por nadie ni nada, porque la fe, cuando es fe, es libre.
Lo único que no es libre, es actuar con libertad. Pero es deseable ejercerla como lo haría Jesús. Una buena manera de hacerlo, aunque sencilla, es atender al vecino crucificado y a los crucificados sin más.