La industria de la educación
Señor Director:
A menudo el Gobierno de nuestro país aparece en los medios de comunicación con frases desafortunadas por decir lo menos y donde se muestra la real cosmovisión que tiene la derecha sobre la educación; la última y muy potente fue al hablar sobre el polémico proyecto de Admisión Justa, donde el Presidente Piñera utilizó la frase “industria de la educación”.
Por supuesto que existen oportunidades donde las personas pueden equivocarse. Juzgar al Presidente solo por emplear mal un término no sería del todo ecuánime, pero la verdad es que la realidad es otra, el jefe de Estado no se equivocó al referirse a la educación como una industria. En el Chile de hoy la educación sí es una industria y son las medidas que intenta desarrollar el Gobierno las que reafirman esa convicción.
El gobierno actual no tiene un plan nacional sobre educación, mejorar la calidad no está en su horizonte y solo responde con proyectos coyunturales que buscan difuminar la atención de la ciudadanía. Hoy, su jugada es el proyecto de Admisión Justa, una modificación a la Ley de Inclusión que permitiría que los colegios “de alta exigencia”, que son alrededor de 450 según la Agencia de Calidad de la Educación, tengan la posibilidad de seleccionar al 100% de sus estudiantes por notas, dejando un 30% de las vacantes a alumnos vulnerables, pero de muy alto promedio también.
La realidad es que modificar esta parte de la ley de inclusión –que aún no ha sido implementada en la Región Metropolitana– es una forma más de reafirmar el concepto mercantil de la educación. El cambio dota de absoluto poder a sostenedores y colegios y relega a la familia a una función secundaria, yendo absolutamente en contra de lo que se presenta a la ciudadanía.
La nueva propuesta del gobierno de Piñera permite que, de forma permanente, los colegios llamados “emblemáticos” realicen pruebas estandarizadas para seleccionar a sus alumnos, pruebas que solo miden un capital cultural con el que ya vienen esos estudiantes y planteándolo engañosamente como mérito. ¿No es meritorio sobrepasar los obstáculos socioculturales, que en Chile son abismantes, y aun así no tener excelencia académica? El concepto de meritocracia que pretender instaurar el Gobierno en los colegios y liceos de Chile resulta absolutamente segregador y en nada ayuda a la consecución de un mejoramiento sostenido en la totalidad de la educación. La visión de educación que se pretende instaurar simplemente ahonda aun más en las diferencias entre estudiantes pobres y ricos, entre aquellos que tuvieron la suerte de nacer en una familia acomodada y entre aquellos que deben luchar en un contexto adverso y profundiza todavía más las desigualdades sociales con las que debemos luchar diariamente.
Por lo tanto, estamos convencidos que una educación integral, multicultural y sobre todo, de calidad debe ser una tarea como sociedad, que se consiga desde el encuentro y la fraternidad con el otro, no desde la segregación y el apartamiento de quienes, muchas veces por suerte, han podido tener mejores resultados académicos. La selección en la educación jamás ha sido justa. Mejorar la calidad de la educación es un trabajo de todos.
Camilo Pérez Alveal