Señor Director:
El viernes 10 de enero en el Diario Financiero, se destacaba como importante notica, la encuesta realizada por FT-Peterson, el fuerte apoyo a Donald Trump respecto de su manejo económico.
“Cerca del 51% de los estadounidenses cree que las políticas del Mandatario han ayudado fuertemente o algo a la economía”.
En noviembre 2019 tuve la oportunidad de asistir a una reunión en Nueva York donde la mayor parte de los participantes defendían a muerte la gestión de Trump en materia económica, “he is so smart”. No obstante, cuando se les preguntaba por su rol como presidente, la opinión cambiaba radicalmente. Epítetos como “clown” o “stupid man” eran los calificativos más suaves que podía captar dentro de la multiculturalidad de gringos que se deleitaban con un vino chileno de baja gama, cuan enólogos de cantina porteña
¿Cuánto estamos dispuestos a soportar, con el objetivo de mantener una estabilidad económica?
Mi experiencia confirma que la respuesta es indeterminada.
Cuantos casos hemos visto donde la instabilidad económica repercute en la fragilidad emocional y esto a la vez desencadenar una eventual crisis.
Ejemplos existen muchos. Largos matrimonios, donde una de las partes pierde su trabajo, genera en el corto plazo quiebres inesperados. “Se acabo el amor”, todos argumentan lo mismo, cuando el fondo real de problema es otro
La premisa y mas importante eslogan de campaña del presidente Piñera fue crecimiento económico. Cuando las cosas no marcharon bien durante sus dos primeros años, se desencadeno una de la mayor crisis sociales de nuestra historia. No digo que esta sea la razón principal de originó todo, pero ¿habría ocurrido lo mismo si si el PIB hubiese promediado el 4%?
La economía por definición es una ciencia social, por tanto, debemos ser capaces de dimensionar la influencia que esta tiene en el comportamiento personas. Pero cuidado, crecimiento económico no es igual a crecimiento país. Debemos tener encuentra muchísimas otras variables de desarrollo: cultura, deporte, educación, familia, etc. De lo contrario, cometeremos los mismos errores de los últimos 30 años. No me gustaría ser un “clown” o “stupid man”.
