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Visión y futuro de la salud en Chile

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Por: Daniel Morales M


Señor director: 

En unos meses más cumpliré 20 años en el Servicio Público, 11 años y algo más como jefe de una UCI también en un Hospital Público.
Cuando asumí ese liderazgo, uno de mis mayores objetivos era crear una medicina humanizada, idea que no perduró porque en ese tiempo los objetivos de salud no la tenía considerada, simplemente no estaba “de moda”, sin embargo la semilla de este trato lo fui inculcando poco a poco en el personal y actualmente puedo decir que la humanización en cuidados críticos está impregnada en la unidad que dirijo. Años después, la humanización se utiliza en reels y fotos de Instagram, pero sin el sustento en la base de la entrega de valor en salud.
Durante la pandemia, me di cuenta de que se necesitaba un cambio real en la salud, debido a que da la sensación de que siempre estamos llegando tarde en la visión y las políticas de salud. Sin embargo, tal como plantea Henry Mintzberg, muchas veces quienes nos dirigen cumplen con realizar las ofertas de los MBA en salud, sin formar verdaderos directivos, creando personal con escasa visión. Las políticas en salud son fundamentales, pero la visión es aún más importante.
Si analizamos los últimos planteamientos políticos en materia de salud llegaremos a pocos conceptos: listas de espera, aborto, eutanasia, costo de medicamentos y eliminar a las isapres fortaleciendo a FONASA. Nuevamente las selfies políticas le ganan a la sustancia, al fondo y a la verdadera entrega de valor hacia la población. No digo que estas causas no sean importantes, sin embargo, sabemos que la solución, por ejemplo, a la delincuencia no es aumentar las cárceles. Existen objetivos a corto plazo, largo plazo, pero los que ganan son las agendas políticas e ideológicas.
Hace tiempo se plantea, por los fanáticos del seguro único, la coordinación público-privada durante la pandemia, como una alternativa plausible a un mejor sistema de salud. Pero nadie habla de cómo se hizo la elección de los pacientes… el potencial sesgo, ruido y discrecionalidad de esta elección haría salir de su tumba a Daniel Kahneman y Amos Tversky. Más aun teniendo ahora los datos vergonzosos de los elegidos para “saltarse” la lista de espera en distintos hospitales públicos.
Entonces, ¿cuál es mi visión? En mi trabajo de tesis, donde me planteaba los objetivos de la entrega de valor en salud, para poder tener una visión y así poder plantear políticas públicas, descubrí que más del 70% de los pacientes que sobreviven a una enfermedad grave tienen síntomas depresivos, que los más afectados son los menores de 65 años (“edad productiva”), que las más afectadas son las mujeres en términos de calidad de vida principalmente vitalidad, función física y salud general (SF-36), y que el gasto de bolsillo aumenta en el 70% de los pacientes. Y ¿qué les interesa a las personas? Para el 44% de los entrevistados la primera prioridad de bienestar corresponde al bienestar físico, 28% el sicológico y para el 22% el bienestar económico, en términos generales, porque el bienestar económico supera al sicológico en menores de 65 años.
Mark Moore expresa textualmente: “si no podemos estar seguros de que los individuos quieran lo que el gobierno produce, entonces tampoco podemos estar seguros de que el gobierno produzca algo de valor”.
Estamos muy lejos de producir algo de valor, en ningún sistema actualmente. Mientras tanto las personas creen que los políticos tienen visión o, peor aún, que conocen los problemas de la gente. Los procesos no aseguran la calidad de la atención, por eso ninguno de los funcionarios cree de verdad el ranking de World’s Best Hospital 2025, donde se muestran decenas de hospitales públicos de Chile como entre los mejores del mundo. Y aunque a mi abuela de 94 años, la operaron y dieron el alta después de una cirugía de cadera en sólo 5 días en el hospital Base San José de Osorno (sin saber que era pariente de médicos), en mi hospital mis colegas cirujanos han tenido que traer sus propias suturas para poder operar. Si nos quedamos en estos rankings nuestros pacientes se nos seguirán muriendo.
Michael Porter y Elizabeth Teisberg plantearon hace años que la competencia en salud es uno de los mayores problemas del por qué la calidad no mejora y los costos no disminuyen. Entonces mi mensaje a los políticos que pretenden dejar la salud en un monopolio es el siguiente: “haz que la medicina pública sea tan competitiva, tan de excelencia, que la gente quiera elegir estar ahí”. De esta forma se creará un ciclo virtuoso de verdadera calidad.
Ahora que se acercan interminables elecciones, invito al ambiente político a reflexionar sobre lo que es entregar valor público.
Hace 11 años tuve razón con mi planteamiento de humanización, creo ahora también estar en la misión correcta.
Atte,
Dr. Daniel Morales M.
Medicina Interna- Medicina Intensiva
Magister en Gestión y Políticas Públicas
Jefe Unidad de Cuidados Intensivos
Hospital Eloísa Díaz I.
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