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Masculinidades en crisis

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Por: Eduardo Sandoval Obando


Señor director: 

La adultez se ha vuelto un territorio incierto para muchos hombres jóvenes que, lejos de avanzar con seguridad, tropiezan con un escenario marcado por la precariedad económica, la soledad afectiva, la fragilidad emocional y una pérdida de sentido vital. En palabras de Scott Galloway (investigador Universidad de New York), ellos tienen cuatro veces más probabilidades de suicidarse, tres veces más de desarrollar adicciones y doce veces más de terminar en prisión. Mientras dos tercios de las mujeres menores de 30 años están en pareja, solo un tercio de los hombres logra establecer vínculos afectivos. 

Tal desequilibrio tensiona los procesos de maduración masculina. Se ha planteado el reto de construir nuevos roles en torno a la adultez masculina: ser proveedor, protector y procreador. Sin embargo, ¿qué ocurre cuando esos roles, tradicionalmente asociados a la masculinidad normativa, ya no bastan para construir relaciones íntimas y estables? Necesitamos redefinir lo que significa “ser hombre” en la actualidad. Ser proveedor no solo implica sostener económicamente, sino también apoyar generativamente el desarrollo del otro. Ser protector exige una ética del cuidado que va más allá de lo físico. Y ser procreador no se reduce a tener hijos, sino a comprometerse con tareas y comportamientos orientados al cuidado de otros, asegurando un legado que perdure en el tiempo. 

Afrontar saludablemente la adultez exige modelos de masculinidad más inclusivos y conscientes. Acompañar esta transformación es clave para garantizar el bienestar psicosocial de la sociedad. 

Eduardo Sandoval Obando

Investigador 

Universidad Autónoma de Chile

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