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Antártica: ciencia, conciencia y crisis climática

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Por: Iván Gómez


Señor director: 

Entre el 28 de julio y el 1 de agosto de 2025, Valdivia será sede del XII Congreso Chileno y el X Congreso Latinoamericano de Investigación Antártica. Estos eventos reunirán a científicos de diversos países y disciplinas para presentar sus hallazgos y debatir los últimos avances sobre el estado del continente blanco. Uno de los ejes centrales será el impacto del cambio climático, cuyas consecuencias trascienden con creces los límites de la Antártica.

Además de representar una amenaza directa para su rica biodiversidad —un patrimonio natural de valor incalculable para toda la humanidad—, el calentamiento global está provocando una acelerada pérdida de masa de hielo, el aumento sostenido de la temperatura del océano Austral y alteraciones en sus patrones climáticos. Estos cambios no son locales: lo que ocurre en la Antártica repercute en el clima y los océanos a nivel global, afectando actividades humanas tan diversas como la pesca, la agricultura o la gestión de recursos hídricos. A esto se suma el inminente aumento del nivel del mar, impulsado por los deshielos polares, que amenaza con inundar extensas zonas costeras densamente pobladas. En Chile, estamos altamente expuestos a los efectos del cambio climático, por lo que resulta urgente visibilizar estos procesos y comprender sus implicancias.

Asimismo, como país más cercano al continente antártico, Chile ha desempeñado históricamente un rol activo en su exploración, estudio y protección. Desde la primera campaña antártica nacional, realizada en 1947, hasta hoy, numerosas universidades y centros de investigación a lo largo del territorio han contribuido al conocimiento científico sobre esta región. La elección de Valdivia como sede de estos congresos no es casual: se trata de un reconocimiento a esa trayectoria y a la vocación científica de una ciudad que ha sabido mirar hacia el sur con compromiso y visión.

Los encuentros convocarán a voces diversas —desde destacados científicos hasta jóvenes investigadores y estudiantes— en un esfuerzo colectivo por comprender y proyectar el futuro de la Antártica. La participación de las nuevas generaciones será particularmente significativa: son ellas quienes deberán continuar con este legado y tomar decisiones cruciales para la preservación de un territorio que es clave para la estabilidad del planeta.

En tiempos marcados por la incertidumbre y una agenda pública absorbida por conflictos y urgencias inmediatas, tendemos a relegar otros fenómenos menos visibles, pero no por ello menos urgentes. Tal es el caso del cambio climático. Aunque no siempre ocupa los titulares, se manifiesta de manera persistente: olas de calor extremo, lluvias torrenciales o nevazones inusuales nos recuerdan, una y otra vez, que el planeta está cambiando rápidamente.

Por eso, resulta valioso que estos congresos no solo se desarrollen en el ámbito académico, sino que también abran sus puertas a la ciudadanía. Acercar la ciencia a la sociedad, generar espacios de diálogo y construir conciencia colectiva es parte de la respuesta que debemos dar ante los desafíos ambientales de este siglo. Porque cuidar la Antártica es también cuidar nuestro futuro.

Iván Gómez, director del Centro IDEAL-UACh

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