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Volver a casa no debería ser un privilegio

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Por: Sebastián Rocha Sánchez


Señor Director:

Soy estudiante universitario, oriundo de la región de Aysén y actualmente residiendo fuera de ella por motivos académicos. Quisiera manifestar mi profunda preocupación por el excesivo costo de los pasajes aéreos que conectan nuestra región con el resto del país, una situación que limita gravemente nuestro derecho a la movilidad y refuerza el aislamiento estructural que históricamente hemos enfrentado.

El transporte aéreo no es un lujo, sino una necesidad. Durante estas vacaciones de invierno, por ejemplo, un pasaje en clase económica entre Santiago y Balmaceda alcanzaba entre $130.000 y $260.000 en distintas aerolíneas, incluso comprándolo con semanas de anticipación. Se trata de precios insostenibles para familias que muchas veces ya enfrentan el costo de tener hijos estudiando en otras regiones, o para personas, que por razones de salud o emergencias familiares, necesitan viajar con urgencia

Este problema no solo afecta a quienes viven en la capital regional, sino también -y con mayor severidad- a quienes habitan zonas más apartadas, donde las alternativas de transporte son aún más limitadas.

Las tarifas no consideran la realidad de quienes residen en regiones extremas. La formación de precios carece de transparencia, y las variaciones según demanda u horario, sumadas a recargos por cambios o servicios mínimos, vuelven muchas veces imposible planificar un viaje de forma oportuna y asequible

Por ello, es fundamental que las autoridades se involucren activamente y exijan una revisión profunda de las políticas de precios instaladas en zonas como la región de Aysén. La conectividad no puede seguir siendo una barrera y volver a casa no debería ser un privilegio

Atentamente, 

Sebastián Rocha Sánchez

Estudiante universitario.

 

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