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Aumento de secuestros, la punta del iceberg

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Por: Nelson Salas


Señor director: 

Hace solo dos décadas Chile figuraba entre los países más prósperos y seguros de la región. Nuestras policías inspiraban respeto dentro y fuera de nuestras fronteras, reconocidas como las menos corruptas de América Latina. Delitos había, pero los asaltos armados se reducían, en su mayoría, a vagabundos de poca monta provistos de palos o armas cortopunzantes; no a bandas que circulan con fusiles, chalecos antibalas y logística.

Hoy, más tarde que temprano lo hemos entendido, esa tranquilidad se fue. Hemos debido acostumbrarnos a la fuerza a un léxico impuesto por la calle y no por la RAE: “portonazo”, “encerrona”, “turbazo”, “secuestro extorsivo”. La violencia escaló, los secuestros dejaron de ser guiones de cine y pasaron a los partes policiales. El umbral de asombro se nos achicó y la sensación de inseguridad en cambio, creció.

Cabe preguntarse: ¿qué pasó para perder lo que nos distinguía? ¿Dónde fallaron los gobiernos, las instituciones y también nosotros como sociedad? ¿Relajamos fronteras y controles? ¿Desarmamos a las policías con discursos y normas que las inhiben? ¿Consentimos una tolerancia al delito que hoy nos cobra la cuenta?

Chile puede recuperar el orden y enmendar su rumbo. Es tiempo de corregir, con decisión y sin excusas.

Nelson Salas
Abogado penalista

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