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Uso prenatal de paracetamol y autismo

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Por: Juan Montiel y Enrique Montiel


Señor Director:

En estos días han generado amplia cobertura mediática las declaraciones del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien vinculó el uso de paracetamol durante el embarazo con la condición del espectro autista.

Conviene precisar algunos puntos. El autismo es un trastorno del neurodesarrollo complejo y multigénico, asociado a más de 1200 variantes genómicas, donde interactúan factores genéticos y ambientales. No existe evidencia científica que establezca una relación causal entre el uso prenatal de paracetamol y el autismo. Lo que sí se ha reportado en la literatura son asociaciones observacionales, que pueden explicarse por la presencia de variables confusoras: factores externos que se relacionan tanto con la exposición como con el desenlace y que generan asociaciones espurias.

Un ejemplo ilustrativo es el debate actual en la literatura. Una revisión sistemática reciente en Environmental Health (Prada et al., 2025) sugirió que la relación causal es “plausible” al considerar la consistencia de estudios epidemiológicos y datos experimentales, altamente heterogéneos entre sí. En contraste, un estudio sueco de cohorte nacional publicado en Journal of the American Medical Association (JAMA) analizó a más de 2,4 millones de niños, de los cuales 7,49% fueron expuestos a paracetamol durante la gestación (Ahlqvist et al., 2024). Al comparar hermanos expuestos y no expuestos dentro de la misma familia, un diseño que controla mejor los factores genéticos y ambientales compartidos, no se encontraron asociaciones significativas entre el uso de paracetamol en el embarazo y el riesgo de autismo, trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) o discapacidad intelectual.

Estos contrastes no deben ser usados para alarmar ni para negar sin matices, sino como una oportunidad para recordar la importancia del pensamiento crítico. En salud, desde hace más de tres décadas la medicina basada en evidencia nos enseña a evaluar críticamente la literatura antes de recomendar intervenciones. Lo que debe permanecer en los profesionales egresados —y debe cultivarse a través de la formación académica desde lo más temprano— es la capacidad de pensar críticamente, analizar la evidencia, formarse continuamente y contribuir con investigación rigurosa para comprender nuestra propia realidad y aportar a la sociedad.

 Juan Montiel,

Laboratorio de Neurociencias Integradas, Centro de Investigación Biomédica, Universidad Diego Portales

Enrique Montiel,

Laboratorio de Biomedicina, Departamento de Ciencias Básicas, Universidad de La Frontera

 

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