Candidatos y crisis carcelaria en Chile: ni Mandela ni Bukele
Señor Director:
Muy propio de los debates presidenciales es que conceptos como “delincuencia” y “crisis carcelaria” suenen a un volumen mayor en campaña que durante los años de gobierno, como si de pronto apareciera la cura mágica a una en verdad que en las últimas décadas no ha hecho más que agravarse. Para muchos electores la respuesta parece sencilla: más cárceles, menos derechos, penas más largas y mano dura. Pero esa simplificación que puede excusarse en el ciudadano común, resulta imperdonable para quienes aspiran a gobernar.
Los tres principales candidatos coinciden en algo, más cárceles. Sin embargo, esa solución huérfana, sin una política seria de segmentación penitenciaria, resulta insuficiente. La realidad demuestra que en nuestras prisiones conviven historias muy distintas: están quienes integran bandas criminales organizadas y jerarquizadas, que ven la cárcel como una estación de paso en su carrera delictual, y aquellos que, por un error, un arrebato o incluso negligencia, terminan tras las rejas para transformarse en víctimas de los primeros.
Nuestros políticos insisten en discutir modelos únicos. Kast propone un esquema tipo Bukele, Matthei, un endurecimiento algo más moderado; y Jara, una reinserción al estilo Mandela. Pero lo cierto es que ni Bukele ni Mandela, por sí solos sirven como receta para el Chile de hoy, porque, aunque sea frio asumirlo, hay presos que requieren trato digno y reinserción, y otros que solo requieren ser contenidos bajo regímenes duros y diferenciado que no les permitan extorsionar ni delinquir desde prisión.
El debate presidencial debería centrarse en eso, segmentar y diferenciar. Porque si seguimos construyendo cárceles en bloque, lo único que vamos a fabricar son delincuentes.
Nelson Salas Stevens
Abogado penalista