La ciencia sin alma: el vacío de la verdad
Señor Director:
El caso de una académica que acumuló millonarios incentivos por publicar no sorprende: refleja un sistema que confunde producción con conocimiento. La ciencia se volvió industria, y la universidad, su fábrica.
El modelo de incentivos -sin control- ha distorsionado la vocación académica: muchos profesores buscan solo publicar, evitando la docencia y las tareas de gestión, porque enseñar o asumir responsabilidades institucionales les resta horas para el paper que se premia. Así se erosiona la idea misma de academia, fundada en la búsqueda desinteresada de la verdad y el cultivo del pensamiento.
Feynman lo entendió bien: la tarea del académico no es solo producir resultados, sino comprender y enseñar. Y Einstein advertía que no todo lo que cuenta puede ser contado, ni todo lo que puede ser contado cuenta. Tal vez haya llegado el momento de recordarlo.
Italo F. Cuneo, PhD
Decano
Facultad de Ciencias Agronómicas y de los Alimentos – PUCV