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Horizonte Ciudadano: el (nuevo) regreso de Bachelet Opinión

Horizonte Ciudadano: el (nuevo) regreso de Bachelet

Germán Silva Cuadra
Por : Germán Silva Cuadra Psicólogo, académico y consultor
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La falta de liderazgos en la ex Nueva Mayoría y las dificultades que comienza a tener el Gobierno, le entregan una oportunidad enorme a Bachelet de poder influir en la agenda política y darles opción a los partidos de involucrarse en la discusión con el oficialismo, teniendo a la ex Presidenta de respaldo. En el caso de la agenda valórica que viene, que de seguro incluirá el aborto libre tal como lo estamos viendo en Argentina, es probable que ella cumpla un rol importante.


“No pierdan tiempo en buscar candidaturas donde no las hay”. La frase de Michelle Bachelet desató una risa nerviosa de la mayoría de los asistentes al lanzamiento de su nueva fundación, Horizonte Ciudadano, sin embargo, la señal entregada por la ex Mandataria terminó generando esperanzas en el grupo que está buscando proyectar el “bacheletismo”. Sus seguidores incondicionales tienen en la retina el 2013, cuando Bachelet volvió de ONU Mujer para competir por segunda vez por la Presidencia de la República. Recordemos que previamente había manifestado –en múltiples ocasiones– que no estaba en sus intenciones retornar a La Moneda.

En política este tipo de frases generan interpretaciones múltiples e incluso dobles lecturas, partiendo por señales del tipo “quiero pero no quiero”, aunque sus partidarios tienen algunas razones para, al menos, tener la duda. Hoy la oposición sufre una crisis que, más que amainar, se profundiza. A la falta de liderazgos nuevos –y antiguos– se suma una pobreza en las ideas en torno a qué proponerle al país, si es que tienen alguna esperanza de retomar el poder de aquí a cuatro años, sin contar con que los partidos siguen desorientados

En este contexto es que Michelle Bachelet volvió a la carga. Da la impresión de que la ex Mandataria se hubiera desesperado al ver el descalabro –me imagino que también siente algo de responsabilidad– y decide intentar golpear la mesa para remecer a la elite de centroizquierda de este país.

La puesta en escena del lanzamiento de su nueva Fundación no dejó nada al azar. En primer lugar, formó parte de un conjunto de actividades concentradas en un par de días, todas llenas de mensajes implícitos y señales claras. Sin ir más lejos, al día siguiente dio un encendido discurso en una actividad organizada por tres centros de pensamiento del progresismo, cuyo foco estuvo puesto en la agenda posneoliberal para el 2030. Queda la duda de si quienes le pusieron el nombre a la actividad ya tienen asumido que la travesía por el desierto será más larga de lo pensado.

[cita tipo=»destaque»]Todas las intervenciones de Bachelet durante la semana pasada fueron muy consistentes y apuntaron en la misma dirección: la centroizquierda debe primero articularse en torno a las ideas antes de pensar en alianzas. También aprovechó de lanzar algunos dardos a los partidos respecto de su falta de capacidad para escuchar a la gente y dejó una frase para el bronce, sentenciando que había que aprovechar la humildad de la derrota para replantearse.[/cita]

Todas las intervenciones de Bachelet durante la semana pasada fueron muy consistentes y apuntaron en la misma dirección: la centroizquierda debe primero articularse en torno a las ideas antes de pensar en alianzas. También aprovechó de lanzar algunos dardos a los partidos respecto de su falta de capacidad para escuchar a la gente y dejó una frase para el bronce, sentenciando que había que aprovechar la humildad de la derrota para replantearse.

Convengamos que esta no es la única iniciativa que surge en estos últimos dos meses con objetivos similares, lo que podría ser una señal positiva para la centroizquierda, ya que al menos proyecta interés por pensar en el futuro y la oferta que le pueden hacer al país. Sin ir más lejos, previamente se lanzó La Casa Común, proyecto liderado por el Fernando Atria (PS) junto a varios dirigentes de la ex Nueva Mayoría, cubriendo un espectro amplio, desde el senador Huenchumilla hasta Camila Vallejo.

Aunque Horizonte Ciudadano –que estuvo de punto de llamarse Horizontes Comunes– y  La Casa Común tienen algunas similitudes, especialmente respecto de acercar a la gente de nuevo a la política, escuchar sus demandas y abordar temáticas vinculadas al Chile posneoliberal, como la igualdad de género, infancia y medio ambiente, lo cierto es que sus diferencias son el fiel reflejo de los dos proyectos políticos que han marcado a la centroizquierda en los últimos 28 años.

La iniciativa de Atria dio su puntapié inicial en un cité del Barrio Yungay con aires de peña ochentera, mesa estilo «Té Club», chalecos de lana, encabezada por gente del mundo de la cultura, el deporte y escasas figuras de los partidos. La Fundación de Bachelet, en cambio, se presentó en calle Del Inca en Las Condes, en un ambiente bien producido, flanqueada por los líderes de los partidos y la elite que pareció despertar de una larga siesta. En ambos eventos también llamó la atención la escasa participación del Frente Amplio y la DC.

Nadie tiene claro cuál será el próximo destino de la ex Presidenta Bachelet –siempre ha sido muy hermética–, aunque hace rato que se especula que asumirá el cargo de alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos –que ya rechazó antesa–, para así poder dar el gran salto: convertirse en la primera mujer secretaria general de la ONU. Esta ruta no es incompatible con cumplir un rol de articulación de su sector y, de paso, reivindicar lo hecho durante su segundo mandato, luego de las fuertes críticas recibidas desde la derecha y el oficialismo durante la campaña presidencial, lo que se agudizó durante estos primeros cinco meses de Gobierno del Presidente Piñera.

Cercanos a Bachelet han confesado en privado que la ex Jefa de Estado está muy dolida por la falta de defensa de su propio sector y también muy molesta por el escaso fair play desde La Moneda, donde tienen incorporado en su relato el responsabilizar a la administración anterior de todos los males actuales, sin duda, un discurso que es solo posible de sostener en la primera etapa de una administración.   

La falta de liderazgos en la ex Nueva Mayoría y las dificultades que comienza a tener el Gobierno, le entregan una oportunidad enorme a Bachelet de poder influir en la agenda política y darles opción a los partidos de involucrarse en la discusión con el oficialismo, teniendo a la ex Presidenta de respaldo. En el caso de la agenda valórica que viene, que de seguro incluirá el aborto libre tal como lo estamos viendo en Argentina, es probable que ella cumpla un rol importante.  

Se ve difícil que Michelle Bachelet esté pensando en volver a postular a La Moneda. Da la impresión de que cuando en el verano de este año sentenció que se “jubilaba de la política”, lo dijo respecto de intentar ser candidata. Sin embargo, volver a tener un rol en la contingencia es parte de su esencia, y también el hecho de que tiene algo de revancha de las críticas destempladas que ha recibido.

Como comentamos en esta misma columna la semana pasada, en política un “no” la mayoría de las veces termina siendo “sí”, y el argumento siempre es el mismo: “Estoy disponible por el servicio público, la gente, etc., etc.”. Sin embargo, esta es la hora de la renovación y la propia Bachelet puede contribuir a apoyar y posicionar nuevos liderazgos.

En todo caso, pasar a la historia como la primera mujer en ser Presidenta de Chile y secretaria general de la ONU, parece ser bastante más atractivo que cumplir con eso de la “tercera es la vencida”.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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